POR el penalti a favor del Murcia en los últimos instantes, no han dormido los de Lucas Alcaraz en posiciones de ascenso directo. En realidad, ésta es una simple anécdota comparada con la confianza que va adquiriendo un equipo que, conforme pasan las jornadas, va limando los viejos defectos exhibidos en el pasado y agiganta sus virtudes de cara al tramo decisivo de la mini liga de seis que se disputa en la cima de la clasificación. A todo ello hay que añadir algo irrefutable: la contratación de Juanma Ortiz está superando las expectativas más optimistas. No sólo ha llegado en perfecta forma física y se adapta a cualquier posición, sino que ha demostrado que la Segunda A se le queda pequeña. Esto le ha permitido a sus compañeros, e incluso a su técnico, gozar de la osadía que les faltó antaño frente a conjuntos sensiblemente inferiores. Pero como el halago debilita y no se debe bajar la guardia en pos de una de las plazas de ascenso directo (el playoff lo doy casi por logrado), habría que mejorar ciertos aspectos ante los equipos con más enjundia de la categoría, como el Celta, Valladolid o Deportivo. Los rivales anteriormente mencionados, no son de cartón piedra. Pese a la capacidad goleadora del supuestamente defensivo conjunto de Alcaraz, no se puede perdonar tanto como ayer. Las ocasiones marradas por Ulloa y Goitom, nacieron de la cantidad de tiempo y de posibilidades de las que dispusieron para tomar una firme decisión, tal y como les ocurre a los niños mimados. Además, Alcaraz no debe pasar ahora del blanco al negro, porque anoche se jugó, con el encuentro sentenciado, a cara o cruz, la participación de Carlos García en Balaídos. En cualquier caso, no quiero amargarle a nadie este hermoso domingo rojiblanco.