LA imaginación de Lucas Alcaraz merma conforme avanza el campeonato. No hay nada más que observar las últimas alineaciones, que se han caracterizado por ser muy conservadoras, en el peor sentido de la palabra. No me refiero a que sean defensivas, sino a la nula osadía, a la ausencia de decisiones, cuando más lo necesita el equipo. La deriva iniciada comienza a ser muy peligrosa y la mejor solución no es cruzarse de brazos. Parecía que en esta jornada se iban a mover piezas, sin embargo Alcaraz prefirió dejar otra vez a Juanma en la cueva (monumental error) y mantener a un gris Soriano en el once inicial. Ni siquiera Rafita cumplió su merecido castigo. El rival justificó su posición en la tabla, con jugadores interesantes como Javi Álamo, pero poco más. Al igual que ocurrió frente al Elche, lo peor estaba por llegar. El entrenador nazarí apenas mostró alternativas durante el choque; tan sólo el delantero del filial Pallarés, que desgraciadamente no suele aportar gran cosa, fue utilizado para intentar desorientar al Recreativo. Mientras, Aarón u Ortiz Bernal, jugadores que podrían haber ensanchado el terreno de juego, no participaron ante la fatigada estampa de Goitom, que posiblemente se cansó en demasía al saltar (hace mucho tiempo que no lo hacía), en el buen tanto que logró. En resumen, Alcaraz ha hecho de este Almería un equipo previsible, demasiado predecible para el contrario. Así de sencillo. O nos reinventamos o me temo que ni siquiera disputaremos el play off. Con respecto a la medida para ambientar el Mediterráneo, ésta se ha disuelto como un azucarillo. Ya lo plasmé en mi anterior artículo: o se regala una entrada por abonado, pese a la disconformidad de bastantes fieles, entre los que me incluyo, o directamente se cuenta con los que nunca fallan.