graderío

Ramón Gómez- Vivancos García

Las prisas no son buenas consejeras

DESPUÉS de que Alfonso García ejerciera de fervoroso aficionado, en el peor sentido de la palabra, y de confidente fiel durante la madrugada del Martes al Miércoles Santo, los rojiblancos abandonan las posiciones de privilegio; ni a caso hecho. Siempre se puede esgrimir que la reciente herencia de Alcaraz, como en el caso de Zapatero y Rajoy, ha sido demasiada nociva, pero en la tarde de ayer Esteban Vigo no varió ni un ápice el sistema que ha estado utilizando el ex técnico nazarí del Almería. Yo creo que el presidente está pensando más en competir de tú a tú y en la preparación física de cara al hipotético play off, además de intentar elevar la moral de una plantilla que empezaba a dar síntomas preocupantes. Este movimiento ha desnortado a los jugadores, que han visto cómo se cambió de entrenador de la noche a la mañana y no se ha variado el esquema táctico, al menos de momento. Es que ni siquiera Rafita fue castigado por sus deficientes actuaciones, incluida la de ayer (igual Alcaraz hubiese optado por Michel), y hasta el árbitro rememoró tiempos no muy lejanos al escamotearnos otro penalti de libro como el del encuentro frente al Elche. De todas formas, no hay excusa posible para una nueva decepción, acompañada de una derrota fuera de casa que no se producía desde la visita a Balaídos y anteriormente a Riazor, estadios muy complicados. Habría que remontarse al choque en Villarreal para ver cómo se perdía frente a uno de los colistas, allá por el mes de noviembre. Ahora toca sobreponerse a la nueva realidad, con la visita precisamente del Villarreal B, sin Ulloa. Nunca se puede predecir el futuro, pero sin ser un entusiasta de Alcaraz, yo hubiera esperado al partido de ayer para decidir con más calma.

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