EL Almería ha reaccionado en el momento clave. Pese a la reciente ristra de empates y derrotas, el equipo se seguía manteniendo en puestos de play off o a tiro de piedra de ellos. Sin embargo, esa coartada se hubiese venido abajo de no haber vencido ayer al Deportivo, ya que la distancia con la zona noble se hubiese ampliado de forma muy peligrosa. Bien es cierto que los conjuntos de Oltra dejan jugar, como comprobamos la pasada campaña, y que las estadísticas foráneas del sólido líder son discretas, pero los rojiblancos volvieron a dar señales de vida. Regresaron la anticipación, el orden defensivo y la fluidez en ataque, aunque sí se pudo comprobar que el desgaste que nos ha reconducido a la buena senda comienza a ser mucho mayor que el de la primera vuelta. Esto es algo que se debe tener en cuenta y habría que administrar. Acciones absurdas como las tarjetas amarillas mostradas a Corona y Bernardello, se deben evitar. También sigo pensando que Ulloa, nuestra pieza clave, sigue luchando contra molinos de viento en zonas estériles del campo. La mejor noticia, aparate de los tres puntos, fue la vuelta de aquel Aleix Vidal que deslumbró a propios y extraños al comienzo de la temporada. Con el extremo catalán de nuevo en su mejor forma, recuperamos un arma letal, sin olvidar la más importante: el retorno de la autoestima. La confianza debe jugar un papel fundamental. La mente lo rige casi todo. Los que parece que adolecen de imaginación son los responsables que insisten en el reparto indiscriminado de entradas y en su inadecuada denominación: un ofrecimiento al abonado. Insisto, es al revés, es un castigo a los fieles y un regalo sin consecuencias positivas para los que, por diferentes circunstancias, no se han abonado. Tiempo al tiempo.