graderío

Ramón Gómez- Vivancos García

Con el culo aire

CUANDO no se tienen los deberes hechos puede acontecer lo de ayer. Un encuentro aceptable del Almería con una extraña primera mitad en la que un justito Sabadell obtuvo un excesivo premio gracias a nuestros regalos en defensa. Parece incomprensible la actuación de los laterales en el primer tanto local. Lo de Jakobsen es una feria y lo de Rafita es imperdonable; algo parecido a su error en Huesca, yendo a auxiliar en una zona cubierta y dejando al extremo rival completamente solo. En el segundo gol encajado, Baha remata a placer entre cinco zagueros. De película. Pero esto puede suceder un día, sin embargo el problema es que, como indicaba al principio, ya no teníamos margen de error alguno y cualquier contratiempo se iba a pagar muy caro. Y tanto, porque para más inri nuestros rivales ya se escapan. ¿Y ahora qué? Bueno, ya habrá tiempo de analizar la temporada, pero antes de eso el equipo debe realizar un esfuerzo por lograr los doce puntos en juego (tres choques en casa y uno fuera en Guadalajara) por si suena la flauta y por vergüenza torera. La solución esgrimida por algunos de despedir a Esteban Vigo me parece tan absurda como la anterior destitución de Alcaraz. De lo que no ha tenido culpa ningún entrenador (y ya habría que mirar más arriba) es de utilizar obligatoriamente como revulsivo a jugadores que apenas han podido salvar la categoría de bronce con el filial. No obstante, sí habría que culpabilizar tanto a Alcaraz como a Vigo de las repetidas ausencias del mejor jugador del filial, Abel, y de Ortiz Bernal, que seguramente nos hubiese sacado de más de un atolladero en el Mediterráneo. El próximo sábado habría que guardar las protestas para más adelante. Tiempo habrá para buscar culpables.

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