graderío

Ramón Gómez- Vivancos García

Lo previsto

SIENTO de veras que mi pronóstico se cumpliera a rajatabla, pero lo cierto es que estaba cantado. No me refiero al simulacro de Vigo (si algún iluso pensó que podría producirse otro resultado, que aprenda), sino al triunfo que necesitaba el Hércules y a la victoria que, sin precisar, logró el Alcorcón. Numerosos aficionados me tildaron de pesimista, aunque creo que más bien fui realista. De hecho, yo vi correcto que Celta y Córdoba jugaran a empatar, nadie se lo impedía. Nuestro gran empuje final, con cuatro victorias consecutivas, ha dejado a las claras que las nueve jornadas seguidas sin ganar hicieron un daño irreparable. En cualquier caso, los rojiblancos no han llegado finos a la conclusión de la campaña, porque ayer no anduvimos sobrados para ganarle a uno de los peores conjuntos de la categoría. Ya habrá tiempo de analizar la temporada, pero después del varapalo, mejor sería que nos quedáramos con lo positivo, como el buen ambiente y la disposición de los aficionados, si bien no hay que engañarse, porque era el típico día para buena parte de los que poblaban la grada: se olía a fiesta y hubo un gran reparto de entradas. Veremos a ver cuando llegue la renovación de abonos, pero eso será otro cantar. También habría que hacer una mención especial a Ortiz Bernal, que aunque no se pudo despedir con un ascenso, si es que no renueva, fue ovacionado como se merecía por toda su trayectoria y su buena aportación en las últimas jornadas. Buen detalle de Esteban Vigo. Una perlita: mientras que al término del choque se anunciaba por megafonía el final de la temporada y se daban los pertinentes ánimos de cara a la siguiente, en Huesca se seguía disputando el encuentro, y una minúscula esperanza todavía estaba en juego. Sin comentarios.

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