opinión

Gonzalo Hdez. Viciana

La tecnología y el deporte

AHORA que España ha ganado (otra vez) la Eurocopa, la gente ha olvidado los penaltis que no nos han pitado, que han sido muchos para tan pocos partidos por cierto, y los fuera de juego equivocados. Ha habido más errores, como un gol fantasma en un partido de Inglaterra (y llevan tres históricamente que sepamos, a favor y en contra). A todo ello la UEFA y la FIFA han respondido con dos árbitros de área, que en todos los casos se han equivocado y quedado en ridículo.

La solución correcta habría sido la tecnología, claro, pero es que normalmente se lleva mal con el deporte, aunque al final su implantación es inevitable. El atleta griego Oscar Pistorius corre con dos prótesis de fibra de carbono en los cien, doscientos y cuatrocientos metros lisos, y ha tardado años en lograr que le dejen participar en los Juegos Olímpicos. En natación, el uso de bañadores avanzados con menor fricción es permitido y prohibido continuamente.

En el tenis, el "ojo de halcón" señala si la bola entró o no en el saque, y aunque su margen de error es de unos tres milímetros, eso se ha usado en su contra y sólo se permite su uso un número limitado de veces. Algo hipócrita cuando se pide que una persona vea una pelota botar a doscientos kilómetros por hora a seis o siete metros de distancia. Por otra parte, la invención del "photo finish" permitió saber quién ganaba las carreras y en qué tiempo con precisión. ¿Por qué no iba a ser igual el fútbol?

Durante mucho tiempo la FIFA se ha escudado en que la polémica es parte del juego, lo que le da vida, pero nadie se imagina que en la final de cien metros lisos la foto diera como ganador a Usain Bolt y un juez dijera que no, se negara a ver la foto, expulsara incluso a Bolt por protestar y le diera la medalla de oro a otro corredor. Eso es ni más ni menos lo que pasa en los campos todos los domingos. En la final hubo una mano en el área absolutamente escandalosa. El árbitro no la vio por la razón que fuera. La cámara sí. Del juez de área mejor no hablar. ¿Tan difícil es levantar la vista y ver la repetición en la pantalla del estadio?

Si España no hubiera ido ganando dos a cero, podría ser que ese penalti hubiera sido decisivo. Hoy nadie se acuerda, seguramente ni el árbitro, pero esa imagen está grabada en máquinas que no olvidan y no fallan. En cuanto al fuera de juego, hay varias tecnologías con precisión milimétrica que podrían utilizarse, pero seremos buenos, dejaremos las teorías conspiratorias a un lado y pensaremos que debe ser que la FIFA no quiere dejar en el paro, con la que está cayendo, a tantos jueces de línea.

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