HACE una semana advertía de que la bomba podía estallar. Y lo hizo. Bernardello no se presentó a la primera cita de la temporada y abrió la caja de los truenos. Se llegará a un acuerdo o la justicia dictaminará, pero el centrocampista argentino, que se deja llevar en exceso por sus representantes, no hace nada diferente de lo que realizan otros colegas suyos: con toda la cara del mundo, justifican defectos de forma en el contrato o añaden múltiples obstáculos cuando ya no les interesa continuar en una entidad. Ahora bien, Alfonso García no puede excederse en una rueda de prensa y calificar como gentuza a los representantes del jugador. Ahí, Alfonso debe contemporizar algo más, ya que por nuestro propio interés no conviene enquistar más estos asuntos. Antes de comentar los últimos movimientos del plantel, solicito un año más cierto glamour a la hora de presentar la nuevas equipaciones, que por cierto son bastante más atractivas que las de la pasada campaña. Tampoco se trata de preparar un espectáculo similar al del Granada, con una puesta de largo (sin maniquíes) en la Alhambra y el Generalife. Me seduce la idea de contar con Silva y Pellerano, si al final acepta este último, como pareja principal de centrales. Sería todo un lujo. Tampoco tienen mala pinta Christian y Charles, así como la incorporación a la primera plantilla del prometedor interior Abel Molinero. Eso sí, no quiero soñar despierto porque doy por segura, tarde o temprano, la marcha de Ulloa. Según Esteban, Javi Gracia insiste en la posesión del esférico, aunque habría que sopesar si se cuenta con los jugadores idóneos para interpretar la idea del técnico navarro. Pienso que es el entrenador el que se debe adaptar a la plantilla y no al revés. Veremos con quiénes contamos realmente a primeros de septiembre.