ES sorprendente lo que recibimos por Internet cada mañana. Una cantidad tal de información que prácticamente necesitamos la mitad de nuestro tiempo para separar el trigo de la paja. Una saturación informativa que extenúa hasta al más ávido de conocimientos, rumores o chismes. Aunque a veces, entre tanta información basura, hay noticias que te encienden las luces de alarma y consiguen cabrearte con el mundo más de lo que ya estabas al levantarte. Sobre todo en estos tiempos donde estamos aprendiendo a bajarnos los pantalones mientras nos apretamos el cinturón. (Un mal chiste ya lo sé pero que refleja perfectamente la situación que vivimos).

Esta mañana he recibido uno de esos correos informando de que el Sr. Botín, Presidente del Banco de Santander, tiene desde la guerra civil dos mil millones de euros en cuentas secretas en Suiza que ha olvidado declarar al fisco español durante todo este tiempo. Minucias de banquero en una información que ni siquiera nos sorprendería si no fuera porque, como imaginábamos, no es el único. Hay mucha mas gente en esta misma situación. Hasta 569 españoles con nombre y apellidos que conviene conocer según la información publicada por el diario New York Times: José María Aznar, Artur Mas, Dolores Cospedal, Rodrigo Rato, Narcís Serra, Miguel Boyer, Eduardo Zaplana, Carlos Solchaga, y otros muchos que con esta actitud están contribuyendo a que la Agencia Tributaria considere que este fraude supera los cuarenta y cuatro mil millones de euros (44.000.000.000 de euros). Cantidad que hubiese sido suficiente para hacer frente a todos los gastos sociales que hemos visto recortar, a los pagos de las hipotecas que han quedado sin pagar con la correspondiente pérdida de la vivienda y a las becas de todos los buenos estudiantes que no disponen de medios para seguir estudiando

Y peor aún, según este diario, es que cada vez que se inicia una investigación para destapar el fraude, extrañamente se detiene sin motivo aparente, extendiéndose por los medios de comunicación de referencia un silencio tan atronador que no sabemos si se hace para salvar el botín o a los dueños del mismo. Caraduras que cada mañana tratan de convencernos de que la salida de la crisis tiene que venir del sufrimiento de los jubilados, de las mínimas prestaciones de los desempleados, de los sueldos de los trabajadores y del castigo a los funcionarios porque el dinero de los ricos no puede ponerse al servicio de todos y lo que esconden a hacienda no vale para tapar agujeros, ni siquiera el de los bancos que ellos mismos han provocado. Pero no se preocupen, esto tiene fácil arreglo, basta con ofrecerles otra amnistía fiscal y pelillos a la mar. Aunque bien visto para que la necesitan si cada vez que lo investigan ya se encargan ellos mismos de taparlo.