la tribuna

/ Ángel Agis Marín

Memorias del Instituto

SON las 8:30 de las mañana y suena 'el pito de Oliveros'. Es la sirena que anuncia la hora de entrada de los trabajadores a los Talleres de Oliveros y también la hora de entrada de los alumnos al Instituto de Enseñanza Media de Almería (donde hoy se encuentra la Escuela de Arte). Una vez que ha pasado todo el personal del Centro, el bedel Pepe 'bigotes' (no recuerdo su apellido) cerraba la puerta de entrada que era de reja de hierro forjado, con llave. A continuación, profesores y alumnos, nos dirigíamos a las aulas (jaulas, decíamos en plan jocoso) cada curso a la suya respectiva, no quedando ningún alumno en los pasillos. Con el citado bedel había otro que se llamaba de apellido Manzano, ambos eran los encargados de mantener el orden y la paz dentro del recinto. En el patio había una fuente en el centro (donde nos poníamos chorreando, en luchas acuáticas) varios árboles y dos palmeras muy altas. Uno de los árboles era un níspero que en tiempo de madurar su fruto, daba sabrosas níspolas, que los celosos bedeles, defendían de nuestros ataques (a pedrada limpia) persiguiendo a los infractores, que atacaban el árbol. Una característica de las paredes del patio, era la instalación por los diferentes cursos de sus periódicos murales, a los que cada uno de nosotros contribuíamos con nuestra colaboración de artículos diversos y dibujos con historietas y chistes. Después los espacios que quedaban se terminaban de rellenar con artísticos dibujos en los que destacaban los autores Leopardo de Anchóriz y Dionisio Godoy Rollón, como los más meritorios. Cuando no nos interesaba una clase, hacíamos 'zonga' (novillos) y nos íbamos a la Terraza Apolo (hoy Gran Hotel Almería) donde pasábamos ese rato de esparcimiento, jugando al fútbol. Haciendo volar la memoria, recordamos los comienzos del Curso Académico, en el Salón de Actos, cuyos balcones daban a la Plaza de Santo Domingo. Allí con 'lleno hasta la bandera', tenía lugar el solemne acto de la inauguración a cargo del Director del Instituto y Catedrático de matemáticas D. Francisco de Asís Sainz Sanz, interviniendo también la Jefe de estudios y Catedrática de Lengua y Literatura Dª Celia Viñas Olivella. ¡Cuánto valías! Y algún otro Catedrático. De los catedráticos, tengo que destacar (según mi opinión) al de Matemáticas, D. Francisco Sainz, como profesor y como persona. Un día me vio en la calle y me preguntó si había hecho la matrícula del curso siguiente. Yo le dije que no podía estudiar, por no poder comprar los libros, al no disponer de suficientes medios económicos (podía optar a matrícula gratuita por esta causa y por aprobar todas las asignaturas en Junio). Entonces me dio una tarjeta suya para la Papelería Santo Domingo, para el libro de Inglés.

Otro Catedrático de Lengua y Literatura, D. Francisco Rodríguez (compañero de estudios de mi hermano mayor e hijo del secretario del Instituto) me pagó el libro de Legua y Literatura. Además con los libros que me prestaron los compañeros que habían estudiado cursos anteriores, pude estudiar ese curso. Nunca podré agradecerles bastante estas ayudas recibidas y quiero hacer aquí público sus gestos humanitarios a todos ellos. Recuerdos entrañables para los Catedráticos, D. Ignacio Cubillas, de Ciencias Naturales, D. Luis Aliaga, Canónigo de la S. I. Catedral y profesor de Religión, D. Andrés Pérez Molina, sacerdote, profesor de Religión y fundador de nuestra Cofradía de los Estudiantes. Recuerdo que vendíamos participaciones de la Lotería de Navidad, para sufragar los gastos de la Cofradía, además de contribuir con nuestras cuotas de cofrade. Seguimos con el profesorado, Dª Conchita Rabel, de Latín, Srta. Manso, de Griego, Dª Concha Barrera, de Francés. Unas vacaciones de Semana Santa, nos hizo escribir los 240 verbos de la gramática francesa, incluidos los irregulares. Don Juan Arévalo, de Geografía e Historia, D. Alfonso Fraga, de Física y Química, Dª María Pérez Burgos, de Lengua y Literatura, Dª Carmen Marín, de Lengua y Literatura, que estuvo empezada de inculcarnos los principios de la poesía y de las prosas (si levantara la cabeza y me viera escribiendo los diversos artículos que estoy escribiendo en estos últimos años, no se lo creerían). Mi recuerdo y agradecimiento, para el resto de los Catedráticos del instituto, que pusieron todo el interés en enseñarnos sus respectivas asignaturas.

He dejado para el final a la insigne e inolvidable Srta. Celia, que como dije en un artículo mío anterior (Añoranzas de Almería) fue un 'Regalo del Cielo' para el instituto y para Almería. Elevó el nivel socio-cultural a alturas que nunca antes se había logrado. Renovó el estilo obsoleto y anticuado que había existido hasta entonces, enfrentándose a profesores inmovilistas que no admitían esa revolución y renovación cultural. Organizó exposiciones de trabajos manuales de los alumnos en los fines de curso, con premiosa los expositores (a mí me regalaron por mis trabajos expuestos, el libro 'las 7 tragedias de esquilo' y una cartera-monedero de piel muy bonita) premios que me llenaron de gran satisfacción. Formó un elenco teatral con los alumnos, representando obras de teatro y autos sacramentales. Tenía una gran actividad para todo, haciendo funcionar con gran dinamismo o que se proponía. ¡Qué funciones en el Teatro Apolo! Teatro, coros y variedades culturales. ¡Fue el revulsivo que estaba necesitando el instituto de Almería! ¡Tu recuerdo perdurará siempre en nuestros corazones y nuestras mentes! Gracias Srta. Celia. ¡Qué recuerdos más bonitos e inolvidables!

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios