Graderío

ramón Gómez-vivancos García

Lo que la suegra no ve

QUISIERA recordar el titular de mi anterior artículo en referencia a la victoria frente al Recreativo y la recuperación de la segunda plaza: no pinta bien. Por desgracia, no me equivoqué. La liga de la regularidad va sacando los trapos sucios, la caca que la suegra no ve y se oculta bajo la alfombra. Las victorias ante un paupérrimo Huesca y un debilitado Recreativo en el Mediterráneo le dieron alas a los de la bufanda ficticia, a los que por equivocación o interés pretenden convertir lo negro en blanco y sólo consiguen abrir aún más la herida, a base de apoyar ciegamente a los que un día nos dirán si te he visto no me acuerdo. Yo me posiciono en la línea exigente con unos profesionales muy bien remunerados en tiempos de crisis, gracias a la excelente labor de nuestro presidente, que forman una plantilla, con sus defectos y sus virtudes, diseñada para ascender. Lo malo es que tengamos al frente de la nave técnica a un entrenador que ni sabe, ni puede (eso da para un artículo) y sí querrá, pero los milagros no se crean de la nada. El plantel no está bien trabajado para el objetivo final que Alfonso García y todos los aficionados de pro ansiamos, que no es otro que el ascenso, y más en una temporada tan decisiva debido al batacazo económico que el fracaso puede conllevar. La incompetencia comenzó con la convocatoria de Calvo en detrimento de Abel, un jugador que comenzaba a entrar en la dinámica del grupo. Por eso, no me extrañan los episodios de Casquero y Ulloa. O sea, ayer Calvo fue el revulsivo. De película. Lo de Pellerano ya es hasta sospechoso, y la falta de un patrón de juego se divisa a mil leguas, con victorias, empates o derrotas. ¡Basta ya de dorar la píldora! Tenemos suficiente con las declaraciones de los interesados como Gracia, que se atrevió a manifestar que sería un buen día para los que quisieran hacer daño. Señor mío, es un mal día para los que queremos a muerte a nuestro club por encima de cualquier interés y para los que nos duele la deriva que toma el equipo gracias a la nefasta gestión técnica.

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