Escuadra de mago

Nico García

El cosquilleo

SI a hay algo bonito en el mundo del fútbol es la ilusión, los nervios, ese cosquilleo de una primera cita. Sudoroso, deseas regresar a tu estado de tranquilidad; pero cuando ya se ha marchitado ese nerviosismo, quieres que vuelva para sentir lo mismo. Conclusión: vivir el momento. Por eso es tan importante lo que Almería está viviendo estos días como lo que puede ocurrir: el regreso a Primera. Hace un mes parecía imposible que escribiese esto por las sensaciones entonces mostradas, pero es que eso es el fútbol: un estado de ánimo. La perfección es la unión de resultados, buen juego e ilusión transmitida. Los tres están interrelacionados, aunque si hay algo con lo que me quedo es con lo último, incluso por encima de los resultados. Porque ganar sin ilusión es como tener relaciones con alguien que no te gusta: no está mal, pero no se siente ese cosquilleo. Y si el cosquilleo ha vuelto ha sido porque la apatía se ha convertido en ganas, en garra, en ambición. Este Almería no es ese que sacaba los partidos pero que no transmitía nada. Ahora se ha transformado -en sólo un mes- en un conjunto que, sin practicar un fútbol estilista, ha devuelto las mariposas a la afición. Esta se ha venido arriba. Es cierto que algunos hemos sido críticos (siempre de una manera constructiva), que no se trata de una masa grande, pero sí fiel, que no ha dejado a su equipo solo en ningún campo de España. Y ahora disfruta. Ahora saca su bandera al balcón, espera que llegue el domingo para ver a los suyos, los cuales se encuentran a 180 minutos de Primera. Fácil no, pero más emocionante, imposible. Estas semanas son para disfrutarlas, para el recuerdo. Tan importante es la meta como el camino. Los 6.000 de siempre ya están sintiendo. Cosquillas, mariposas, nervios. Esto no ha hecho nada más que empezar.

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