Bajo palio

rafael Leopoldo / aguilera /

Toblerone

EL Toblerone ha sido mi camino de ida y vuelta del Barrio del Tagarete al centro de la ciudad en los últimos treinta años, pasando muchas noches y días transitando por el mismo y por el puente donde se encontraban residiendo en viviendas infrahumanas, durante muchos años, familias de etnia gitana, donde los pollos y los perros a la luz de las lumbres y hogueras realizadas en la calle para templarse, escampaban con toda la libertad entre los transeúntes y los vehículos; algún susto que otro nos llevábamos, y también podría haberse mantenido este lugar como encuentro fraternal de culturas.¿Por qué no haberlo mantenido?, y ¿por qué no haber mantenido el edificio Trino en cuyo interior fueron muchas las generaciones que se diplomaron en Graduado Social, y estaba la sede social de Antena 3 y del PSOE, entre otras? ¿Y por qué no haber dejado un mínimo de resquicios de la fábrica de los Talleres Oliveros, la Celulosa y la Campa, y la escalinata real en el puerto? El toblerone no es ningún elemento cultural nostálgico ni sentimental de nuestra Almería, y craso error fue realizar ese mastodonte entorpeciendo, al igual que otro tipo de edificios mayestáticos cercanos, quebrando con ello el cordón umbilical natural hacia lo más hermoso de Almería, que es nuestro mar. Para ello, sigamos manteniendo el cable francés, o las naves subterráneas que trasladaban el mineral por debajo de tierra, y que se encuentran inoperativas.

Elementos arquitectónicos más bellos y singulares de Almería han desaparecido con el paso a paso de los años sin muchas estridencias, como fue el edificio de Correos, que más bien valdría volver a reconstruirlo. Se nos están cayendo las ultimas torres de fábricas de perdigones y otros vestigios árabes, como la que existe en el mismísimo centro, en la calle Relampaguito y las murallas del Cerro del San Cristóbal, y muchos otros detalles que solo están en el rescoldo de las tibiezas, y que no tienen ni un mero cartel indicando que significaron para la historia de Almería.

El toblerone es una armatoste que no ha tenido ningún significado especial para Almería, salvo que evitó que las casas y edificios de Ciudad Jardín estuvieran siempre cubiertos del "polvillo amarillo", que junto con los olores de la Celulosa, eran las fragancias que nos reportaba la industria almeriense, junto con el "pito" de oliveros llamando cuartelariamente al trabajo a los obreros.El toblerone es un eclipse en esta Almería luminosa, que junto con la falta del soterramiento del tren, son dos elementos distorsionantes de una ciudad del siglo XXI.

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