Escuadra de Mago

Nico García

Carril bici, ya

ALMERÍA no es sólo desierto, como dicen muchos ignorantes de otras provincias españolas sobre la nuestra. Almería es un paraíso, capaz de reunir el mejor clima de España, playa, montaña, desierto, la Alcazaba más bonita, los refugios más grandes de Europa abiertos al público y un largo etcétera. No es patriotismo almeriense, sino la realidad. Otras tendrán, por ejemplo, metro, algo que a nosotros nos hace falta (una mejora en comunicaciones, sí, dicho sea de paso; y grande). Sin embargo, lo que sí echo de menos es un carril bici en condiciones. Que yo recuerde, en la ciudad, está el del Parque Nicolás Salmerón, el de la Vega y el de la Universidad. Poquísimos. Y están ahí porque el arquitecto que los hizo cogió un plano al azar y los dibujó ahí y ahí cayeron sin más. ¿Qué sentido tiene que se corten y no prosigan?, ¿no sería más lógico que estuvieran conectados?

Y echo en falta más por varios motivos. La bici es un elemento de progreso, tanto que miran los políticos españoles a otros países del norte de Europa en materia económica para intentar copiarse de algo, los ciudadanos podríamos fijarnos en los suyos para aprender educación y un uso más habitual de la bici, uno de los pocos vehículos que no contaminan. Almería es una ciudad perfecta para ir a trabajar, hacer ejercicio o, simplemente, darse un paseo con la bici. Una ciudad en la que las distancias no son largas y puedes ir de una punta a otra en menos de media hora. Pero nos falta, primero, educación para no coger prestados las bicicletas de los demás, y, después, un carril bici. ¿Ir por la acera? Toca esquivar personas. ¿Por la carretera? Con las prisas que hay hoy en día, un peligro. Lo dicho, menos escandalizarse por el derrumbe de inservibles elementos de la ciudad y más protestar por la construcción de algo necesario.

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