La tribuna

Rafael Leopoldo Aguilera

93 AÑOS CON LA LEGIÓN ESPAÑOLA

DAMAS y caballeros legionarios. A los que dieron su vida por España, lo demandó el honor y obedecieron, lo requirió el deber y lo acataron. Con su sangre la empresa rubricaron, con su esfuerzo la Patria engrandecer. Fueron grandes y fuertes, porque fueron fieles al juramento que empeñaron, por eso, como valientes lucharon, y como héroes murieron. Por la Patria morir fue su destino, querer a España, su pasión eterna. Servir en los ejércitos, su vocación y sino. No quisieron servir a otra Bandera, no quisieron andar otro camino, no supieron morir de otra manera. El día 20 de septiembre celebramos el XCIII aniversario fundacional de la Legión española, con el sagrado juramento de no abandonar nunca un hombre en el campo de batalla hasta perecer todos. Legionarios a luchar, legionarios a morir. Todos hermanos bajo una misma bandera, la bandera de la Legión.

En el Tercio no se conocen las diferencias de raza, ni de religión ni de nacionalidad. Allí se borran todos los colores y las fronteras. Un mismo Dios es el suyo aunque tenga diferentes nombres. Solo tienen una Patria, un enemigo, una familia, un apelativo, son damas y caballeros legionarios. El día 20 de Septiembre de 1.920 en todos los acuartelamientos militares se leerá en el Orden del Día el Aniversario de la fundación de la Legión por Reales Órdenes se dispuso la fundación y organización del Tercio de Extranjeros el 2 de septiembre por S.M. el Rey D. Alfonso XIII, que confirió el mando a D. José Millán Astray Terreros, Teniente Coronel de Infantería DEM. En este día que sentó plaza el primer Legionario. D. Marcelo Villalba Galán; que siempre por méritos de guerra llegó a alcanzar el empleo de Suboficial (hoy Brigada), muriendo en acción de guerra en el desembarco de Alhucemas al atacar la posición de Malmusi Alto en septiembre de 1925.

No podemos olvidar los españoles que con la sangre legionaria de gran valor y heroísmo han contribuido como auténticas "Verónicas" y "Cirineos" en defensa de las libertades en misiones de todo tipo, especialmente las de carácter internacional de mantenimiento de la paz en distintas zonas del mundo como Bosnia, Albania, Kosovo, Macedonia, Irak, Afganistán, Congo y el Líbano y que en sus filas, en estos 93 años, está presente la memoria con 10.000 muertos, 40.000 heridos y 6.000 mutilados, debiendo ser recordados con suma reverencia en cada Sábado Legionario que se celebran en los cuatro Tercios existentes, Don Juan de Austria, Gran Capitán, Alejandro Farnesio y Duque de Alba. Millán Astray con la Legión española logró una de las aportaciones más trascendentales a las Fuerzas Armadas al elaborar e incardinar en dicha Unidad de élite el Credo Legionario, un verdadero compendio de exigentes virtudes humanísticas de carácter ascético que, con su ejemplo personal, colectivo, de forma colegiada, y los de los mandos a sus órdenes, consigue inculcar a los legionarios y legionarias el verdadero y auténtico servicio de amor y pasión en su trabajo diario de servicio a los intereses generales y sociales encomendados, logrando con excelencia en la calidad de sus tareas, fruto del esfuerzo, tesón y sacrificio que los citados preceptos castrenses estén incardinados en lo más profundo del corazón, el alma y la razón del sentir legionario, llegando incluso con una generosa actitud ante la muerte, su "más leal compañera".

Al cabo de los 93 años, la Legión española ha llegado hasta nuestros días con plena capacidad operativa, obteniendo las felicitaciones de las Autoridades Civiles y Mandos militares, tanto españolas como extranjeras y el agradecimiento de los civiles a los que ha ido a socorrer con gran celeridad, eficiencia y eficacia organizativa y funcional.

Goza desde siempre y en estos momentos, más aún, de un gran fervor devocional de los españoles de los que obtiene aplausos entusiastas cada vez que desfila a su rápido paso, atronando las calles con sus cornetas y tambores de la Banda de Guerra a los sones de "Tercios Heroicos" y "El Novio de la Muerte", y sobre todo cuando con solemnidad barroca es entronizado en el Patio de Armas el Cristo de la Buena Muerte, Señor de la Vida y la Esperanza, rindiéndose en absoluto silencio mortificar y santificador con los Guiones y Banderines el sentido y profundo homenaje a quienes dieron su vida con el incomparable código de conducta moral que es el Credo Legionario. ¡Viva la Legión!

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