Graderío

ramón / gómez-vivancos García

Un puñetazo en la mesa

EXISTEN dos corrientes bien definidas: la que ya piensa en tomar soluciones drásticas y la que sigue confiando en el juego del equipo. Yo me alineo con los que confían en el trabajo exhibido hasta ahora. Es evidente que se deben pulir numerosos conceptos y que el fondo de banquillo se adivina escaso, pero por lo acontecido hasta el momento a nadie se le escapa que nos faltan puntos.

De un monumental error individual, con el partido ganado en tiempo extra, vino el empate del Elche, por no hablar de la escandalosa actuación del colegiado ante el Levante.

El trencilla tomó el Mediterráneo como un banco de pruebas, aparte de la gran actuación del centrocampista granota, Velasco, y de su ariete rompedor, Carballo. Con todos los inconvenientes, llegamos al encuentro ante el Málaga. Se disputó un partido aseadito, controlado en varias fases, pero ¿con eso nos basta para lograr la permanencia? Puede que sí, los hay peores que nosotros, aunque no podemos esperar a jugárnosla con ellos a cara o cruz.

En choques como los de La Rosaleda, con adversarios superiores, hay que mostrar algo más que buen juego, buena colocación y cierto control; se debe dar un puñetazo sobre la mesa en forma de contundencia, sin despojarse de los atributos anteriormente expuestos.

Pasamos por ser un equipo vistoso pero blando, armonioso pero tierno, ordenado y posicionado pero dulce. En un momento dado, cuando las cosas se ponen feas, hay que tirar de pillería y cierta mala uva.

Sin ir más lejos, anuncié en directo el inoportuno despeje de Esteban a saque de esquina en un balón que pudo blocar sin problema alguno. Tras el consiguiente córner vino el primer tanto malacitano.

Conceder ventajas gratuitas al rival en pleno aluvión, resulta cuando menos temerario. Con esto no pretendo desmerecer la temporada de Esteban que, frente a la figura del internacional argentino Ustari, está completando un extraordinario inicio de campaña, pero la picardía en un portero tan veterano debe ser máxima.

Aun con todos los inconvenientes, seguimos a la par de numerosos contrarios, en una liga partida por tres, los estratosféricos de otra galaxia, los que van holgados y los modestos con el agua al cuello.

Se trata de estar al final por encima de tres conjuntos, no de otra cosa. De momento observo que Elche, Rayo y Osasuna no compiten como los nuestros, por lo tanto que no cunda el pánico, que esto acaba de comenzar.

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