Graderío

Ramón Gómez-vivancos

Puntos y sensaciones

MINUTOS después del nuevo varapalo en Sevilla vaticiné el posible problema que en estos momentos atenaza al equipo de Francisco: el estado mental. De hecho, han sido varias las opiniones que durante la semana se han vertido apuntando en esa dirección. En el Pizjuán se intentó conservar un punto con tal de no marcharse de vacío, cuando existía la posibilidad real de lograr los tres. Las numerosas declaraciones en caliente, incluyendo la del presidente, denotaban más impotencia que otra cosa. No voy a enumerar la serie de infortunios que hemos padecido, pero a la excelente propuesta de Francisco le sobra buena disposición táctica y le falta violencia, en el buen sentido de la palabra. Los goles evitables por errores individuales y alguna decisión arbitral han restado puntos y no hay más remedio que jugársela frente al Rayo. ¿Sería justo que cualquier circunstancia adversa supusiera la destitución de Francisco? No lo sé, pero Emery se la jugó frente al Cádiz y terminó triunfando. A estas alturas yo todavía no creo en los puntos sino en las sensaciones y en la magnitud de los problemas, y éstos me parecen subsanables. Habría que ser más pragmático en determinados momentos, amén de tapar las carencias que todo equipo de la zona baja arrastra. Nuestra plantilla está a la altura de varios de nuestros rivales directos, pero por poner un ejemplo, Osasuna no se ha mantenido en primera tantos años repartiendo rosas precisamente. Volviendo al aspecto mental, no me extrañaría que una victoria trajera tres puntos acompañados de una confianza inusitada. Los que de principio dudaron de Francisco y ahora lo condenan, repito, por la pobre puntuación en vez de por un desastroso dibujo táctico, no se dan cuenta de que la liga de la regularidad premia el trabajo bien hecho, a no ser que la plantilla sea paupérrima o coexistan grandes defectos que anulen por completo las virtudes. El plantel es modesto pero solvente y las deficiencias subsanables, así que igual más de uno se tendrá que tragar sus palabras.

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