IGUAL Ridley Scott anda buscando al genio que escribió el guion de la película que veremos el próximo sábado en el Mediterráneo. A casi nadie se le hubiese ocurrido augurar, hace poco más de dos semanas, que el choque ante el Real Madrid de Cristiano y Bale iba a incluir tantos atractivos: un Almería fuera del descenso con tres victorias consecutivas ante un glamuroso Madrid, pese a ser el tercero de la fila. Si a las dificultades de los merengues como foráneos le añadimos un excelente horario, nos encontramos con un cóctel de ilusión y expectación a partes iguales.

El encuentro también viene marcado por el anuncio de regalar una entrada con la compra de otra de la misma ubicación. En principio cae bien la decisión, pero si nos retrotraemos a medidas anteriores y a promesas más recientes, nos damos cuenta de que se vuelve a premiar al oportunista que tanto odia el presidente y el que teclea para ustedes.

Cubrir los 3.000 asientos que posiblemente quedarían vacíos no debe quitarle el sueño a nadie. Sí debe preocupar más la promesa que se hizo con respecto a los partidos ante los dos grandes, durante la captación de unos abonos tan asequibles como los de esta campaña en primera. Además, repito, los premiados son los oportunistas, no unos abonados que no podrán sentarse junto a sus beneficiarios, so pena de desplazarse con ellos a su asiento.

Como aderezo, encontraremos un Almería imprevisible tácticamente. Puede jugar con línea de cuatro o de cinco en la zaga. Se supone que frente al Madrid Francisco optará por el sistema más conservador, a la espera de acontecimientos. No cabe duda de que la alternancia táctica es una buena noticia.

Huir de la rigidez que imponen tantos entrenadores con el objetivo de salvaguardar su ineptitud, no hace sino confirmar que Francisco avanza por el camino adecuado. Los técnicos que, por ejemplo, mantienen a un zurdo en el lateral derecho que cubrió con éxito una urgencia en un último choque solventado con goleada, apestan.