Paso a paso

Rafael Leopoldo Aguilera

El robo de la novia de Serón

EN los orígenes del Almanzora se alza Serón, colgada de un cerro que sirviéndole de clavo el antiguo castillo de los árabes se produjo un místico hecho histórico en los últimos rescoldos del Reino Nazarita, de una belleza literaria inigualable, entre lo legendario y lo caballeresco, de unas gestas acontecidas un anochecer de un plenilunio de 1478 con el "robo de la novia de Serón". Al correr de los tiempos, el Almanzora vio convertirse a menudo en sus extensos arenales en zona de frontera y campo de Marte, donde contienden o escaramucean moros y cristianos.

Con lances caballerescos de la vecina ciudad de Lorca salieron unos 40 caballeros, parientes y amigos, recorriendo una distancia de unas diecinueve leguas que la separaban de Serón, emboscándose en Fuencaliente, camino de Baza, la comitiva de 12 moros ataviados con las mejores vestimentas de ese momento histórico y, a su vez, bien armados, como era habitual para peregrinar por esas sendas tan beligerantes. Junto a este grupo de caballeros moros iba una joven doncella, también mora, la cual quería contraer matrimonio. Pero fueron atacados por el grupo de caballeros lorquinos, siendo apresados, y consiguiendo huir uno de ellos, llegando espavorido a Serón, en donde solicitó ayuda para liberar a los prisioneros, y especialmente, a la joven mora, la cual fue tratada con sumo y exquisito trato y con corrección fraterna.

Tras la llamada angustiosa y de alarma del moro huido, se formó una compañía con unos 200 hombres montados a caballo para enfrentarse con denuedo a los cristianos lorquinos, los cuales con ímpetu fueron degollando a los moros junto a su jefe, y puesta a buen recaudo, la joven mora para que no le sucediese ningún hecho luctuoso, haciéndose victoriosos con la recepción de la bandera de los jinetes de Serón.

Con esta victoria, y a petición de la novia, fue puesta en libertad, llevándose los lorquinos como presea, la cabezada de la mula en que habían cabalgado, la cual quedó en poder de los Mateo Rendón. Damos por público y notorio este episodio legendario, último eslabón de la larga cadena de la guerra de fronteras, que comenzó doscientos años antes, y que con la cruzada de Granada se cerrará, hasta la fecha, las divergencias territoriales en la península ibérica con el saludo espiritual en el Señor de los Ejércitos de paz y bien.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios