Graderío

ramón Gómez-vivancos García

Hola, soy Óscar

LOS almerienses pasamos del pesimismo más recalcitrante a la euforia desproporcionada. Eso ha podido ocurrir desde que algunos veían a nuestro conjunto descendido en Navidad o cuando se rozaba la permanencia después de vencer al actual líder. Al final, estamos donde nos pertenece, luchando con los rivales que a lo largo del campeonato han demostrado que no son mejores que los nuestros. Eso sí, como comenté tras el choque ante el Atlético, iba a vigilar la intensidad con la que se afrontaban los próximos encuentros. Con más oscuros que claros se llegó al partido frente a la Real, que tuvo que adelantarse en el marcador para despertar la violencia futbolística con la que el Almería debe actuar si pretende salvar la categoría. Solo así se puede optar a una victoria, siendo un jugador condenado por la afición, con el sambenito de segunda, el que nos enseñó el camino: Óscar Díaz. Me atrevería a decir que con jugadores de sus características varios conjuntos de primera han salvado la categoría las anteriores temporadas. El ejemplo de un tosco Osasuna siempre me viene a la mente. Antes de que sus compañeros se pusieran el mono de trabajo ante la proximidad del precipicio (26 puntos y derrota momentánea), Oscar Díaz ya había interpretado lo que había que hacer. Si encima fue capaz de rubricar todo ello con un tanto, nada más hay que decir. Los que después se unieron a la fiesta, como Aleix, no hicieron sino corroborar la teoría de nuestra salvación, el violento cuerpo a cuerpo. Si además el técnico se impregna de la atmósfera, tal y como sucedió, puede pensar en Hicham y en que un empate no es suficiente. Francisco esta vez acertó de lleno con su decisión y gracias a él se ganaron dos puntos. Cualquiera hubiese amarrado el empate en esos instantes, sin embargo se decidió por el delantero marroquí que, como más de una vez he comprobado, está casado con el gol. Al césar lo que es del césar: lucha, entrega y colocación ante una buena Real Sociedad y puntilla colosal de Francisco.

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