Paso a Paso

Rafael Leopoldo Aguilera

Corazoncillo

ESTABA en la duda terrenal, que no metafísica ni "pecaminosa", si escribir de dos publicaciones leídas la semana pasada y adquiridas por un bajo precio, 6,95 euros en Consum, "Gente tóxica" de Bernardo Stamateas, que versa de cómo tratar con las personas que te complican la vida, o por 8,95 euros en el Gran Plaza, "El prozac de Séneca" para aquellos que no quieren sufrir más, del autor Clay Newman. Pero no creo que fuese el momento políticamente correcto de hacer una valoración del mismo ante los hechos acontecidos esta última semana en la "plurinacional" España. Tampoco voy a hacer un artículo del sexagenario fallecimiento de nuestra querida y siempre amada literariamente Celia Viñas ante el desconocimiento de las intervenciones públicas en el cementerio de san José, ni de la Gala del Turismo ni de la brillantísima intervención musical de Los Puntos en el Auditorio Maestro Padilla, aunque faltó la presencia de Pepe Pérez Sánchez "Pepito". También pensaba escribir de la extraordinaria Revista Velezana de José Domingo Lentisco, aunque aproveché durante su presentación para despedirme de los concurrentes, en otro momento será, sí Antonio Lao e Iván Gómez me lo permiten.

Quiero dedicar estas breves líneas al Coranzocillo (Abril) del maestro Agustín Belmonte. Maestro de la sensibilidad, de los sentimientos, del pasado presente con signo esperanzador en las futuras generaciones. Genial obra literaria, sensacional, con una gran carga de emotividad y sentimientos hacía tu nieta, Abril, a quien le ofreces con ternura, cariño y mucho, mucho amor, las virtudes más sobresalientes del ser humano, metabolizadas e incardinadas en tu familia, para poder sobrevivir o vivir en teatro mundano con la mayor felicidad y amor..., en un recorrido nostálgico y romántico de nuestra amada Almería y sus municipios colindantes de Huércal de Almería y Viator. No tengo muchos más caracteres para poder elogiar esta libro tan entrañable, solo gracias Agustín Belmonte, primero, por esta creativa y sentida obra entre el verso y la prosa, entre la prosa y el verso, para hacernos entender la verdad, la única verdad de nuestra existencia, la felicidad que brota del corazón y el alma a través de tu peregrinaje por el ámbito de la docencia y del día a día en la vida personal entre fragancias de nuestras calles, plazas, callejuelas y todos los santos y señas de la identidad almeriense, y segundo, por depositar en el IEA un ejemplar de tu obra que estará a disposición de quienes nos la soliciten.

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