EL Mediterráneo con su conciencia histórica, constituye una comunidad humana que participa de la misma cultura y de vitalidad creadora en poder hacer a través de la propia cultura, que tiene suficientes valores en la amistad y la comprensión, para que los pueblos se puedan comprender mejor, e impregnar el sentido común para que las mujeres y hombres se sientan, ante todo, seres humanos, porque la finalidad de toda civilización en las ciencias, artes y literatura tiene como misión la elevación del ser humano a la dignidad máxima de la Naturaleza. La costa española, y muy especialmente la nuestra, la de ínclita villa almeriense, en la celebración del Milenio de la constitución del Reino de la Taifa independiente, es un momento propicio para avanzar académicamente en la cultura del Mediterráneo, que lleva inherente los sentires de la inteligencia y la lucidez, y desde la propia Almería, en el mar de la cooperación pacífica de los pueblos, que deben de estar al servicio de la paz universal. En sus clases magistrales, el jurista Fausto Romero- Miura expresó "Almería fue, en unos momentos históricos, la puerta de España en el punto de entrada del Mediterráneo y de las culturas que le dieron sus características más esenciales. Por qué no pensar como lo hizo el Conde Keyserling al considerar a España como la nación que podría realizar el milagro de salvar a Europa de su actual estancamiento. En la celebración del Milenio, debe de estar presente el "despertar del Mediterráneo", en el sentido del análisis, descripción y valoración académica, al ser quien iluminó el futuro de la Humanidad con movimientos filosófico-políticos, como la génesis y desarrollo de las más extendidas culturas y civilizaciones del mundo antiguo- Egipto, Asiria, Irán, Israel, Fenicia, Grecia, Cartago, Roma, Islam-; el nacimiento de las corrientes filosóficas que han moldeado el pensamiento del Mediterráneo -Grecia, Roma, Renacimiento, Trento-; el impulso creador que llevó al descubrimiento del Nuevo Mundo; el nacimiento de corrientes que configuraron los conceptos de la política occidental -Renacimiento italiano, Revolución francesa-, los intentos de configuración política a escala supranacional del acaso mayor éxito, y desde luego, mayor duración -imperio romano y musulmán-; y el nacimiento y desarrollo de las dos grandes religiones monoteísticas que perduran para configurar y dar sentido a la propia existencia del hombre -Cristianismo e Islamismo-.