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ramón Gómez Vivancos-garcía

El peligro de no jugar a nada

Si solemos revivir a los muertos es por algo y ayer, ante un Levante más que justito, se vio con nitidez Ni contundencia defensiva ni juego ofensivo con intención, encefalograma plano

NO es por aludir a las proclamas vertidas desde estás líneas hace varias semanas cuando, tras el empate ante el Elche y el parón de liga, se incidió en la engañosa clasificación en la tabla. Mientras algunos se pavoneaban de la cómoda y desahogada posición, un profundo análisis de los rivales a los que nos habíamos enfrentado, sobre todo en el Mediterráneo, echaba al traste todas aquellas opiniones que solo se preocupaban de mirar la clasificación sin ninguna otra pretensión que la de quedar bien ante todos. Lo malo no es la delicada situación actual ante la visita del Barça, sino el calendario que se avecina con un equipo que pudiera ir a Granada virtualmente en posiciones de descenso. Antes de todo ello, conviene examinar lo acontecido frente al Levante, porque de incidir en los mismos errores nos puede ocurrir algo peor que la pasada campaña, o sea, un conjunto en una situación similar a la de hace un año, pero que viene de más a menos. Si solemos revivir a los muertos es por algo, y ayer ante un Levante más que justito se vio con total nitidez. Lo más preocupante de todo es que los de Francisco empiezan a jugar a nada, sin identidad alguna. Eso es lo peor que le puede suceder a un equipo. Es más, pienso que incluso se subestimó al contrario y se intentó ir a por el partido como si fuésemos un conjunto muy superior al Levante. Creo que en parte lo somos, pero quizá no tanto como para contar con Corona de inicio en busca de un juego más ofensivo. Una de las dificultades de los granotas era su escaso caudal en ataque; se podría haber hurgado con más insistencia en esa deficiencia, sin embargo volvimos a ser aquel equipo blando de antaño y le brindamos varias vías para que pudieran resarcirse de su pésimo inicio liguero. No hubo nada más que observar la parsimonia de Dos Santos en el tanto de Barral. Tampoco anduvo muy vivo Trujillo en el segundo gol encajado. Por eso comentaba que ni contundencia defensiva ni juego ofensivo con intención, sino que se mostró un encefalograma plano que todavía llega a ser más preocupante. Ni siquiera perdieron tiempo los jugadores de Lucas Alcaraz, ni Dubarbier se lució en el plano negativo. Lo único que se podría destacar fue la buena aportación de los que salieron del banquillo. Sigo pensando que Hemed debe jugar de inicio porque Thievy demuestra el porqué de su desfile por varios equipos en los últimos meses. Se quiere meter con calzador al delantero congoleño, pero vuelvo a decir que me sigue pareciendo una copia barata de Kalu Uche. Dentro del insípido juego del Almería ante, no lo olvidemos, uno de los peores contrincantes que tendrá en esta campaña, cabe lamentarse de la última ocasión fallida por Wellington. Con más decisión por parte del brasileño se hubieran salvado los muebles, porque el complicado calendario que se vislumbra nos puede colocar en una situación que pocos esperábamos hace unas semanas y eso, repito, es incluso más peligroso porque ya no hay un Rafita o un Óscar Díaz sobre los que cargar las tintas. Cuidado, que pintan bastos.

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