Paso a paso

Rafael Leopoldo Aguilera

Je suis Nazareno

MEMENTO homo, quia pulvis eris et in pulverem reverteris -Acuérdate hombre, que polvo eres y al polvo regresarás-. Este miércoles, día 18 de febrero, comienza el Tiempo litúrgico de la Cuaresma con el Miércoles de Ceniza.

Una estación espiritual camino de la Pascua florida, particularmente relevante para todo creyente cristiano o, incluso, para los no creyentes, que quieran conocer y, otros, prepararse con fervor y devoción a sentir y vivir el Misterio Pascual, la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor de la Vida y la Esperanza, el Dios compasivo y misericordioso del Amor y el Perdón.

Estamos celebrando el Milenio del Reino independiente de la Taifa de Almería, en concurrencia, en ese mismo periodo histórico, época de las Cruzadas, san Francisco de Asís viajó a Oriente con la idea de llegar a Tierra Santa; y en Egipto fue recibido por un sultán culto y tolerante, Malik al-Kamil, aunque a nivel de ciudadanía le manifestaron al Poverello su acritud y hostilidad y no realizó conversión alguna a pesar de sus humildes palabras

San Francisco de Asís relator del "Quinto Evangelio", "Paz y Bien", consideraba que todo tipo de beligerancia frente al "infiel" no se podía hacer a espadazos sino con diálogo, ya que toda violencia era siempre un fracaso, y solo la palabra, era para él el medio de acercar a las personas y lo mismo a las religiones, y las "cruzadas" debían de ser una teología de la palabra y de la persuasión. Cuando se despidió de Al-Kamil, este le dijo en secreto a Francisco que orase por él al Señor para que "acertase a profesar la religión que más agrada a Dios".

Al igual que nos manifestamos en el Malecón de la Rambla, que nos sentíamos "Je suis Charlie", ahora deberíamos exteriorizar en esta Cuaresma por la libertad y la dignidad de los cristianos, que están siendo masacrados en algunos países con arraigo de una errónea interpretación de la cultura islámica basada en la violencia. Comunidades cristianas con dos mil años en la fe están siendo asesinadas, quemando iglesias e imágenes, y poniendo una "N" de Nazareno en las puertas de las viviendas, para que quienes quieran, puedan quedarse con el inmueble y los enseres, y asesinar a los residentes cristianos. Je suis Nazareno. No podemos seguir tolerando que una parte de la civilización de cultura civilizada miré hacia otro lado ante esta ignominia diabólica de algunos que van clamando consignas que "los cristianos deben de morir".

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