TODOS parecemos coincidir en que JIM, tras el bochornoso espectáculo ofrecido ante el Levante, no merecía tener ni una sola oportunidad más en este banquillo. Este plantel tiene desde el sábado el dudoso honor de haber engrosado la lista de peores partidos vividos en el Mediterráneo, junto a inolvidables, denigrantes e imperdonables episodios como el 1-6 frente al Racing de Ferrol o el 0-8 ante el Barcelona. Tardes en las que la vergüenza se apodera de los pocos almerienses que aguantamos en la grada los noventa minutos del encuentro. La llegada de Sergi es alentadora. Sobre todo porque a priori tendrá mano dura con una plantilla desganada, aportará savia nueva a un entorno desencantado y dará un estilo de juego definido a un equipo desorientado. Al ex futbolista le gusta el fútbol atrevido y con balón. Todo lo contrario que a JIM, lo que hace plantearse que el único denominador común que Alfonso García quiere ver en sus entrenadores es el de tener bajos sueldos. El máximo mandatario aboga ahora por un cambio de rumbo absoluto con una plantilla que no ha sido ideada, ni mucho menos, para practicar un buen fútbol. Ese será el primer reto de Sergi. Dos Santos, Trujillo o Dubarbier no parecen los jugadores más idóneos para sacar el balón jugado desde atrás. Tampoco Verza, Thomas o Azeez son los mediocentros más virtuosos a la hora de tener el esférico en su poder. El nuevo entrenador deberá saber adaptarse a una plantilla muy limitada, aunque con chispa arriba. De hecho, Espinosa debería ser el gran beneficiado de esta llegada. Basta ya de cabezonerías absurdas que solo perjudican al equipo. Quienes estén mejor deben jugar. Esperemos que Sergi tenga claro esto, porque episodios como el del Levante dejan en evidencia que muchos jugadores no están al nivel que se les exige. Que Sergi se adapte al equipo o que el equipo se adapte a Sergi. Da igual. Pero que jamás nos volvamos a quedar con la sensación de que el Almería no ha dado en el campo todo lo que tiene.