Paso a Paso

Rafael Leopoldo Aguilera

Democracia

LA única manera de predicar la democracia es con el ejemplo. Definición fehaciente, pública y notoria en esta recensión del libro de Antonio Muñoz Molina, editado por Seix Barral, "Todo lo que era sólido". Cuando el ingenioso Sancho Panza en la universal novela española "El Quijote de la Mancha", escrita por el manco de Lepanto Miguel de Cervantes y Saavedra, se le presenta la oportunidad burlesca de ser nombrado gobernador no tiene la menor duda sobre su propia idoneidad para el cargo, aunque no sabe leer ni escribir; lo único que necesita es su condición probada de cristiano viejo; incluso el analfabetismo es una garantía añadida de su ortodoxia, porque certifica que no ha podido leer libros de herejes.

La realidad humana en nuestro castizo país, se hace cada vez imposible llegar a un mínimo de acuerdo operativo sobre la naturaleza de cualquier cuestión legislativa o no, tan imposible como encontrar posibilidades para corregirla o mejorarla. Se prefiere siempre las diferencias a las similitudes y la discordia al apaciguamiento. Todo es greña, violencia verbal, irresponsabilidad personal y colectiva, intransigencia, palabrería embustera, falta de rigor, desprecio a las leyes… A pie de calle y en estrado no tenemos hábitos de deliberación democrática, y con la tradición de intransigencia de un Estado-Nación sometido durante siglos a la brutalidad política y al oscurantismo religioso, en concurrencia con las incondicionalidades del sectarismo y el clientelismo, los culpables siempre son los otros, como en la película de Alejandro Amenabar. Siempre son los otros. Por envidia, por odio, porque no perdonamos el éxito, porque no les gusta cómo somos,…En fin, siempre llega el momento oportuno de cosechar los beneficios de queja, el resentimiento y el agravio que se han sembrado a lo largo de los años. Tras 40 años de Dictadura, 3 de Trans ción política y 37 años de Democracia constitucional - plurinacional y cantonal - , haría falta que entre todos y todas diéramos un salto cualitativo con una didáctica y metodología pedagógica democrática. La democracia debe ser enseñada con paciencia y dedicación, porque no es lo natural y menos ahora con tráfico y frivolidad del conflicto. Pensábamos que la democracia la íbamos a aprender en la práctica cotidiana, es una mentira compulsiva y piadosa, y sus grandes principios quedan en el vacío o sirven como pantalla a la corrupción y a la demagogia.

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