Paso a paso

Rafael Leopoldo Aguilera

¡Arriba España!

¿PORqué hay que pedir perdón tras decir a viva voz Arriba España? ¿Por qué es una expresión desafortunada decir Arriba España? ¿Por qué se dice, que de utilizar este término es hacerlo en tono jocoso?, que lo políticamente correcto es haber expresado ¡Viva España! No entiendo por qué debemos seguir con determinados complejos y vergüenzas a las que no ha lugar. Decir "Arriba España" es un bello piropo dirigido a España en el marco de la Constitución española de 1978.

Los símbolos y signos representativos de la Nación y Estado español están incardinados en el corazón, el alma y la razón de quienes amamos a España desde la emoción y los sentimientos que se derivan del actual ordenamiento jurídico. Una persona que no sienta metabolizado en su biológico cuerpo el sentir democrático, es normal que no diga la poética expresión "Arriba España". Pero un español, que con lealtad y fidelidad a los principios y valores constitucionales diga "Arriba España", no solo sería lo normal, sino que es lo más propio de quienes sienten amor por España.

Lo que es una falta de respeto es no mantenerse en posición de firmes y en silencio mientras escuchamos el Himno Nacional y aplaudirlo una vez finalizado su armoniosa interpretación. Por eso sí deberíamos de sentirnos apesadumbrados, o por decir ¡Abajo España!, pero por decir ¡Arriba España! ¿Dónde está la connotación política no democrática en los albores del siglo XXI?, decir esta expresión en un acto político en Andalucía o en cualquier otra parte del territorio nacional, incluido Gibraltar, es un patriótico elogio cívico.

Las voces del totalitario régimen anterior están en los libros de historiografía, y no hay interés en resucitar un pasado de hace cuarenta años, en el que la mitad de españoles, ni habían nacido, ni se les esperaba, ante la llegada de los anticonceptivos. ¡Ya está bien de tantos complejos históricos! ¡Si, Arriba España! Conforme al actual ordenamiento jurídico simbolizado en la Jefatura del Estado, el Rey, y sí fuésemos una República centralista, también ¡Arriba España! ¡Arriba siempre!

Lo primero, España, la patria, el país, y después vienen las ideologías, las creencias, pero siempre subordinadas a los principios y valores democráticos y de libertad. Ahora bien, sí es un delito o un pecado, que lo incluyan en el Código Penal y el Catecismo, para dejar esa expresión nacional y entusiástica en el rescoldo de las tibiezas.

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