el acta de vivancos

Ramón Gómez Vivancos-García / ramón Gómez Vivancos-García

Tiempo muerto, por favor

El equipo no defiende con firmeza, no presiona con orden y no ataca con sentido Lo peor de cada casa en el mismo saco No me extraña que el lavado de cara haya arrastrado a Carrillo

SIEMPRE defendí el modelo inglés de competición. Me llamaba la atención la manera de afrontar comercialmente la Navidad con la disputa de un mínimo de dos jornadas. Los jugadores de fútbol son trabajadores privilegiados y, como tales, deberían de dar ejemplo con el objetivo de alcanzar la máxima rentabilidad. En la presente campaña no quiero ni oír hablar de ello, porque lo que ahora necesita la UDA es un asueto extenso, que sirva para desconectar unas mentes bloqueadas, ancladas en un puerto del que solo se puede partir hacia la Segunda B. La plantilla será mejor o peor, se tendrá más o menos suerte, pero la dinámica es ciertamente alarmante. Se pudo ver con claridad sobre el Tartiere. No es que hayamos observado nada nuevo con respecto a otros partidos, sin embargo la empanada actual es tan grande que se agolpan juntos todos los defectos que han venido asolando a un conjunto que pide a gritos una reestructuración de cabo a rabo. Al comienzo de liga la defensa era el talón de Aquiles, mientras que en ataque había solvencia. Con el cambio de técnico (me refiero a Carrillo), es la zaga la que comenzó a reforzarse en detrimento del aspecto ofensivo. Se presumía harto complicado encontrar un equilibrio, aunque siempre se pensaba que éste llegaría tarde o temprano. El centro del campo seguía a lo suyo, a no presionar y a no crear. Con toda esta amalgama de males y oscilaciones, se ha llegado a una situación insostenible. El equipo no defiende con firmeza, no presiona con orden y no ataca con sentido. Como vulgarmente se dice, lo peor de cada casa en el mismo saco, con un aditivo en forma de guinda. Si antes Casto nos salvaba de vez en cuando, ahora Julián no detiene lo sencillo y solo de vez en cuando ataja lo complicado. El dilema de la portería es preocupante, porque Julián es la viva imagen de un conjunto errático y dubitativo. Yo entiendo que Carrillo pudo estar desesperado, sobre todo por recoger un plantel que no está diseñado para pelear cuerpo a cuerpo, en distancias cortas, con los correosos adversarios. La UDA es como un barco que ya hace aguas por todas partes. Uno de los agujeros es la banda izquierda. El día que Dubarbier ya no esté en la UDA, vamos a respirar. Qué desconcierto el del lateral argentino. Lucha, corre, pero es una máquina de errar y un coladero de categoría suprema para los contrarios. Los centrocampistas no controlan (bueno, ningún rival lo hace) y además compiten en franca inferioridad por carecer de una mínima fortaleza para librar una digna batalla de tú a tú con equipos como el Oviedo, que enciman con orden y presionan con fuerza. De nuevo, vuelvo a solicitar a Azeez como primer refuerzo de invierno. Encajaría de perlas. La delantera, ni remata. Si al menos se fallara, se podría decir que no hay calidad, pero apenas se llega porque no existe un planteamiento ofensivo que genere superioridad. La pieza que dirige todo era Carrillo, quizá el que menos culpa tuviera, pero no me extraña que el lavado de cara que se necesita en estas fechas haya arrastrado al técnico catalán. Se presentan días movidos.

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