Paso a paso

Rafael Leopoldo Aguilera

San Antón y Pérez Lao

HEMOSS asistido a uno de los mejores panegíricos de exhortación de unas fiestas patronales, y cuyo pregón, bien podría ser calificado por un tribunal académico con la calificación de cum laude sobresaliente. Me refiero a las sentidas y entrañables palabras que pronunció el almeriense del municipio de Las Tres Villas Antonio Pérez Lao en la iglesia de San Antón, con motivo de las fiestas cívico-religiosas en torno a las purificadoras lumbres de las hogueras, organizadas de forma loable y plausible por la Asociación de Vecinos del Casco Histórico que preside Magdalena Cantero.

Sí magistral fue la presentación que hizo desde el atril Magdalena Cantero sobre la persona de Antonio Pérez Lao, todo ella salida del corazón, en la que destacó su sociabilidad y socialización, su sentir humanístico y profesional y su amor a esta tierra almeriense y especialmente a las calles, callejuelas y plazas del casco histórico, doctoral fue el pregón pronunciado por un carismático hombre querido en Almería y fuera de ella por los muchos años de dedicación en aras a expandir aires de bienestar social a través de la entidad Cajamar -Caja Rural, desde hace unos años en su condición ejecutiva de Presidente de la Fundación que lleva este nombre sita en la Casa de las Mariposas de la Puerta de Purchena. Con una iglesia abarrotada de vecinos y vecinas, no había más sitio, y acompañada de las máximas autoridades civiles, militares y religiosas de la ciudad, Antonio Pérez Lao rompió la intimidad de su alma y nos hizo impregnarnos del calor de su caminante palabra en torno a lo bello y esperanzador de uno de los barrios más vetustos y más señeros de Almería, pilar y manantial de tantos hombres y mujeres, que tanto hicieron por la grandeza de los sentimientos de las gentes de cada tiempo con la mirada siempre atenta de nuestra Torre de la Vela, de la Soledad, en la monumental Alcazaba.

Pérez Lao supo configurar en su pregón todo el arte y la sabiduría milenaria de un barrio bañado por las olas del mediterráneo y la serenidad y el silencio de los conventos monacales, junto al vivir cotidiano de sus comercios y lugares de encuentro vecinal, que hacen de su entorno la razón de su existencia y con ella, la necesidad de protección y compromiso institucional, que debe de existir sobre este barrio para que sea siempre, por los siglos de los siglos, retablo universal de Almería.

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