ÉRASE una vez un país en el que unos escritores crearon un género literario que plasmaba el carácter de la nación y le llamaron picaresca y se hicieron lectura recomendada para entender a la patria. Ese país evolucionó, se dotó de gobiernos y parlamentos y plenos municipales y provinciales dando rienda suelta a su pulsión legislativa. Se producían normas a ritmo trepidante y entre las más queridas las de Urbanismo, donde las bulas que compraba Lázaro de Tormes se trasmutan en licencias. El legislador decidió que habría suelo urbanizable y no urbanizable. En algún caso pensaría aquí no se debe construirse porque al atardecer salen a calentarse una familia de lagartos rayados. Bien. En otros casos se dirían que no era adecuado construir allí donde con cada tormenta los coches acabaran en el mar y las lavadoras flotaban. Pudieron haber pensado lo contrario, y animar así la industria. Pero fue hacerse la Ley y demostrando que los hijos de la nación no habían cambiado mucho en estos siglos aparecieron los picaros económicos y en ocasiones políticos construyendo donde les vino en gana. Y a continuación salieron políticos con preocupaciones sociales y lucharon por las víctimas. Loable, aunque al mismo tiempo no hubo una decidida actuación política, ya que judicial de esa si hubo, y con la misma contundencia delimitar responsabilidades al menos por el fallo in vigilando. Se necesitaba una solución al problema creado porque el incumplimiento de la ley en una oscura amalgama de intereses económicos y políticos había dejado afectados de buena fe. Y ni mil palabras más, la solución al incumplimiento de la norma es cambiarla y hacer legal lo que ese mismo Parlamento había antes decidido que estaba prohibido. Se dijo que lo inundable no se regularizaría pero sin convencimiento. El fin de la historia es una foto sonriente. ¿Es para reírse? No puede celebrarse la incapacidad del Estado de Derecho en hacer cumplir las normas de las que voluntariamente se ha dotado y sin ni una palabra para aquellos que las respetaron, Porque hubo quien no se lucró porque respetó la Ley, quien no consiguió votos porque la hizo respetar. Hubo personas que compraron casas más caras porque no adquirieron viviendas irregulares Y está por el último el conjunto de ciudadanos que con sus impuestos pagarán las prestaciones de servicios, basura, canalización de agua, llevar la luz a esas viviendas. Una vez más, se sentó un precedente que añadir al de las amnistías fiscales