Paso a paso

Rafael Leopoldo Aguilera

Pepe Sorroche, doctor honoris causa

Podemos decir, sin duda alguna, que la cátedra almeriense en flamencología está en manos del cantaor de flamenco José Sorroche, quien otro maestro de las letras Antonio Sevillano presentara con la magistrariedad del verbo en el Patio de Luces de la Corporación provincial, el libro biográfico editado por el Instituto de Estudios Almerienses y escrito con belleza sin igual por el periodista Luis García Yepes con el título "Sorroche, la madrugá flamenca de Almería".

No podemos entender el flamenco en Almería sin la viva figura y voz de José Sorroche Gázquez, "Pepe Sorroche", y tampoco podríamos entender el ámbito de la saeta en Almería en los años 60, 70 y 80, sin la intervención cada Semana Santa, rezándole a pie de calle, a viva voz y al compás del quejido más amoroso salido de las entrañas del corazón de "Pepe Sorroche", desde la antigua biblioteca Villaespesa en el Paseo de Almería, a las imágenes que discurrían por carrera oficial, así como al Descendimiento de la franciscana Cofradía del Silencio en la Rambla Obispo Orberá y al regreso a su templo, de madrugá, a la servita Virgen de los Dolores de Cofradía de la Soledad.

Nuestra mediterránea Universidad -In lumine sapientia-, a instancias institucionales, debería de investir a ·"Pepe Sorroche" con la máxima distinción académica de Doctor "honoris causa" por su aportación al cante jondo y su visión artística al flamenco, que estará presente durante muchos siglos y servirá de referencia para las próximas generaciones, y sería un motivo de orgullo para todo el amplio colectivo del arte de la flamencología.

Este año, que estamos celebrando el "L aniversario del Festival de Flamenco de Almería", aunque no hemos podido escuchar en el palmeral catedralicio al Maestro "Pepe Sorroche", sería una excelente gestión académica poder concluir estas bodas de oro con una distinción de esta índole, de tanta prestancia en el ámbito de la cultura almeriense, y todos los que nos sentimos cercanos al duende y embrujo del cante jondo, nos veríamos reconfortados con la concesión de tan máxima distinción de "cum laude" sobresaliente.

"Pepe Sorroche" en su panegírico de exhortación desde el atril, revestido con los atributos propios del acto, lo basaría en un recital, que resonaría en las aulas, como máximo exponente de los cantes mineros y de Levante, con otros palos dominados con arte como la soleá - soleá apolá-, las malagueñas, la petenera y toda la familia del fandango.

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