Graderío

Ramón Gómez-Vivancos García

Por fortuna el sábado jugamos en casa

LA clasificación no miente. El Almería conserva una posición más o menos cómoda a la espera de los encuentros de hoy, aunque si nos fijamos en la estadística de los partidos disputados fuera de casa, podemos observar que sólo el Numancia es peor visitante que nuestro equipo. Y ya sabemos que el conjunto soriano es el más limitado de toda la primera división. Si el Almería hubiera repetido la hazaña del pasado año, Riazor se hubiese convertido en el único estadio de primera donde los rojiblancos habrían vencido en sus dos visitas. Sin embargo, los de Hugo Sánchez se parecen bastante a los de Arconada cuando se disponen a viajar en avión o autocar.

Lo de Bilbao quizás fue la inercia de la pasada campaña. La primera parte fue soporífera, para olvidar, siendo el único entretenimiento el choque que disputaba el Málaga, sorprendente rival directo de los de Lotina. Todo ello gracias al marcador simultáneo que tanto echamos de menos en Almería. Pero tras la reanudación, el Deportivo fue descaradamente a por la victoria, desenmascarando con suma facilidad a un conjunto que desde mi punto de vista echó en falta a Iriney. El brasileño, por sus características, no tiene un sustituto de garantías en la plantilla, ya que Corona es un jugador más válido cuando actúa más cerca del área rival. Respecto a los goles encajados, pésima colocación de Estaban en el primero y fallo garrafal de Mané en el segundo.

Gracias a Dios, los resultados ajenos siguen favoreciendo al Almería, que si consigue vencer en el Mediterráneo al peor conjunto de la categoría, logrará virtualmente la ansiada salvación. Ni así se las ponían a Fernando VII.

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