EL Keymare Almería ha consumado su segundo descenso consecutivo desde la Liga ASOBAL a la División de Honor B de balonmano. La temporada pasada, la expulsión de la liga del Teka Cantabria por asuntos económicos le abrió de par en par las puertas del regreso a la máxima competición al club almeriense, pero visto lo visto, creo que no ha sido la mejor opción.

Con un equipo configurado para competir en esa segunda división, retocado con algunos jugadores con algo de nivel, la trayectoria del Keymare ha sido muy floja. Por mucho empeño y ganas que le han puesto los jugadores, el equipo ha estado a años luz de la gran mayoría y sólo ha podido sumar cinco puntos. Cierto es que todavía quedan cuatro jornadas y puede caer alguno más por el camino, pero con lo que había tampoco se podía aspirar a mucho más, siendo realistas.

Valoro muchísimo el trabajo que ha realizado Gregorio Borrego al frente del equipo. No ha podido hacer más y ha sacado todo el rendimiento posible a una plantilla que en División de Honor B, estoy convencido, hubiera hecho una gran campaña. Jugadores como Tioumentsev, Eloy Félez, Héctor Tomás, Bertos, Eloy González o el fichado a mitad de temporada Chispi, tendrán hueco, seguramente, en alguna plantilla de ASOBAL en el próximo curso.

A lo que voy es que, entrando de nuevo en la ASOBAL, la economía del club almeriense, que tampoco está muy boyante que digamos, ha podido resentirse más (algunos jugadores incluso no han acabado la liga en el equipo, como son los casos de Cohelo, Roche o Manu Rodríguez), y lo mejor para el club almeriense sería consolidar el proyecto y la economía en División de Honor B. Porque es probable que con la actual situación, vuelva a pasar este verano lo mismo que el pasado, que algún club renuncie a la ASOBAL, y vuelvan a repescar al Keymare... y volveríamos a las mismas de este año. A meternos en otro jardín.