Graderío

Ramón-Gómez-Vivancos García

Malas perspectivas

QUIEN diga que no le sorprendió la continuidad de Hugo Sánchez, miente. Al entrenador mexicano se le adivina una personalidad ególatra, forjada en su éxito como jugador. No hay nada más que analizar sus declaraciones para aseverarlo. Por eso, es difícil de comprender el repentino cambio de actitud del técnico azteca, que siempre ha intentado mezclar su prestigio como futbolista con su labor como entrenador, cuando en realidad, nada tiene que ver. Parece ser que Alfonso García está encantado con la continuidad de Hugo, que renovó en cuanto el Almería consiguió la permanencia matemática. Sin embargo, pienso que el presidente se vuelve a equivocar por falta de valentía, ya que esta situación me recuerda a la vivida con Arconada. Todos sabíamos que el entrenador vasco iba a ser cesado tarde o temprano, mientras que Alfonso García esperaba un milagro. Los logros del mexicano, la paz social y la permanencia, no han calado hondo. El presidente busca que las aguas vuelvan a su cauce pese a la compleja situación que se avecina: un entrenador que ha menospreciado a gran parte de su futura plantilla y se presiente que, a las primeras de cambio, echará la culpa a un plantel inferior al requerido, que no ilusiona a la afición para la campaña de abonos, que apenas ha demostrado sagacidad a la hora de realizar las sustituciones, que no confía en los jóvenes para no arriesgar su reputación. Desde luego, no son buenos precedentes. En definitiva, una afición que, mayoritariamente, ha perdido la confianza en Hugo Sánchez. Pero como el fútbol es tan imprevisible, por el bien del Almería deseo, de corazón, que en pocos meses alguien me eche en cara este artículo.

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