Graderío

Ramón Gómez-Vivancos García

La espantada

NUMEROSOS aficionados se preguntan el por qué de la marcha de Carlos García al Betis. Para empezar, hay que dejar claro que ha sido el central catalán quien le ha suplicado al Almería su consentimiento para poder volver a segunda, categoría que en su momento se le quedó pequeña al ex internacional sub-21. Su debut en primera con el Espanyol en la temporada 03-04 fue testimonial, al disputar tan sólo tres partidos por lo que, con los rojiblancos, el central tenía la oportunidad de demostrar su auténtica valía. Su estreno con el Almería en primera fue notable, e incluso se llegó a especular con una posible llamada del ex seleccionador Luis Aragonés. Sinceramente, desde mi punto de vista no era para tanto. Pero hete aquí que llega Arconada. El técnico vasco consideró que el idolatrado central debía ser suplente en una valiente, y pienso que acertada decisión. Sin saberlo, Arconada empezaba a cavar su tumba al tocar y hundir a una de las vacas sagradas del vestuario. A partir de ahí, por la razón que sea, Carlos García ha mostrado con claridad sus carencias: nula capacidad técnica para sacar el balón jugado y para evitar, ante la presión de un contrario, dar una mala imagen al enviar demasiadas veces, sin ningún pudor, el balón fuera de banda. Su juego aéreo ofensivo es estéril (ni un solo gol con el Almería) y su principal virtud, la de ser un buen marcador, poco a poco se ha ido ensombreciendo al cometer excesivas faltas. No he querido en este artículo hacer leña del árbol caído, porque la entrega de Carlos García en estos años ha sido total, pero la hemeroteca está ahí y varias de las afirmaciones que acabo de realizar las hice en su momento, con victorias, empates o derrotas.

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