EL primer acto de la nueva temporada celebrado el pasado lunes, con motivo de la presentación de Fabián Vargas y de las nuevas equipaciones, dejó mucho que desear. No se trataba de realizar una exhibición espectacular como la de Cristiano Ronaldo, pero al menos se podría haber empleado un mínimo de sentido común. Para empezar, los asientos de tribuna, zona elegida para acomodar a los asistentes, estaban llenos de polvo y suciedad. A nadie se le ocurrió adecentar mínimamente dichos asientos. Con puntualidad, eso sí, comenzó el acto previo a la presentación de Vargas en el que se mostró un video de algunos goles de la UD en Primera. A modo de una emocionante y expectante espera, ¿no hubiera sido más coherente emitir algunas de las mejores acciones de nuestro nuevo y flamante jugador? ¿A qué venía mostrar jugadas de algunos ex rojiblancos que, guste o no, intentarán machacarnos en esta próxima temporada? Igualmente, se cometió otro imperdonable error al presentar a Vargas antes que las equipaciones. Como era lógico, el centrocampista colombiano saltó al césped del Mediterráneo con la nueva camiseta rojiblanca, por lo que la capacidad de sorpresa de ver a José Ortiz con el nuevo diseño se esfumó de un plumazo. Además de lo expuesto, Vargas era la estrella de la tarde y era quien, por pura lógica, debía cerrar el acto. También eché en falta la presencia sobre el césped del presidente, aunque esto ya es más discutible. Eso sí, marca de la casa, por balones que no quede, porque se volvieron a lanzar a la grada muchos de ellos. No pretendo que todo salga perfecto, pero un club que quiere ser de Primera no puede cometer estos fallos.