Graderío

Ramón Gómez-Vivancos García

Un planteamiento del siglo pasado

NUMEROSOS aficionados estarán hoy satisfechos con el partido y sobre todo con la mínima derrota. Yo desde luego no estoy contento, porque si uno no juega a la lotería difícilmente le puede tocar. Ya sé, la diferencia entre el Barcelona y la mayoría de los equipos de primera es abismal, pero que yo sepa no se conceden puntos por perder dignamente. Durante los días previos al encuentro, albergaba ciertas esperanzas ya que los grandes, salvo que logren un récord, nunca ganan todos sus choques como local. Ni siquiera lo consiguió el mejor Barça de la historia, el de la pasada campaña. Por eso, esperaba que este año nos pudiera tocar a nosotros arañar algún punto. Sin embrago, con un planteamiento de mediados del siglo pasado, se pudo disfrutar en el último segundo de una ocasión de oro para empatar, que desperdició Guilherme al centrar defectuosamente. Si esa era la intención, objetivo cumplido. A los que no hayan presenciado el partido, el resultado les sonará muy bien, pero a pesar de la reconocida superioridad azulgrana, anoche se expuso bien poco o nada para intentar sacar algo positivo del Nou Camp. Sinceramente, es preferible salir goleado habiéndolo intentado al menos. En el once inicial eché en falta a Piatti, porque ayer sí era el día del juego directo, feo y práctico, y para eso eran necesarios en punta dos jugadores veloces, y no Uche, que cada vez que aguantaba el balón su equipo perdía toda la capacidad de sorpresa. De hecho, Piatti generó confusión en la defensa azulgrana. Una pena que el argentino sólo coincidiera siete minutos en el campo con Crusat. Y es que eran dos de las pocas armas con las que podíamos sorprender.

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