Graderío

Ramón Gómez-Vivancos García

La excitación de Emery

EL de ayer fue el cuarto enfrentamiento del Valencia de Emery ante el Almería, y el técnico ché continúa invicto frente a su ex equipo, aquel que le sirvió de trampolín para escalar como entrenador a la cumbre de la liga española. Por esa razón, no pude entender la rabia contenida, la saña, con la que Emery celebró los goles de su conjunto, como si éste se estuviera jugando a cara o cruz la Liga o la Copa del Rey. Yo creo que la afición almeriense no merecía una interpretación tan fogosa. Dicho esto, que al menos a mí tanto me ha dolido, vayamos a analizar un partido que perdió merecidamente el conjunto de Lillo, al disputar su peor encuentro desde aquellos primeros 45 minutos en el debut del técnico de Tolosa. Se puede decir que el primer tanto se encajó cuando el partido estaba más igualado, después del milagroso empate con el que se llegó al descanso. Igualmente se puede argumentar que el segundo gol logrado por Silva vino tras una gran ocasión de Piatti, pero lo cierto es que el Almería estuvo durante todo el partido muy tibio en ataque, y descolocado sobre el césped. Llegué a pensar que se podría repetir la historia del Bernabéu, donde los rojiblancos cambiaron radicalmente y consiguieron adelantarse en el marcador después de una primera mitad desastrosa, sin embargo ayer no ocurrió lo mismo. De paso, se pudo ver la eterna carencia de Acasiete para distribuir el juego, y el excesivo caché que se ha labrado Cisma. Por otro lado, se echaron en falta más minutos con Corona sobre el campo, se volvió a ratificar la excelencia de Diego Alves, y se corroboró el magnífico estado de forma que va adquiriendo Piatti, que echó en falta al lesionado Crusat.

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