Graderío

Ramón Gómez-Vivancos García

Dejaron pasar una gran oportunidad

UN gran portero consiguió que la emoción se mantuviera hasta el último suspiro. Mientras Diego Alves seguía haciendo méritos para acudir al Mundial, deteniendo lo parable y lo imparable, el Osasuna demostró por qué llevaba tantas jornadas sin ganar. El cancerbero brasileño y el pésimo conjunto de Camacho fueron los dos actores de la película, entretanto el resto del equipo almeriense ejerció más bien de espectador. Una pena, porque con un poco más de actitud se podría haber arañado algo de un campo maldito para los nuestros. De paso, el próximo partido frente al Mallorca hubiera desprendido un agradable aroma europeo, debido a la clasificación actual con los equipos de la zona noble en plena crisis de resultados. Lo cierto es que ayer eché en falta a jugadores como Vargas o Borzani, con un perfil más adecuado para la brega que suele haber en el Reyno de Navarra, ya que Corona fue un querer y no poder, y Uche no sé si ni siquiera quiso. También fue frustrante comprobar cómo despertó ligeramente el equipo tras la expulsión de Juanma Ortiz, que sirvió de acicate, y vino a demostrar la nula disposición con la que se afrontó el choque. Como dato curioso, la victoria hubiera servido para, en la misma jornada, igualar en puntuación con el histórico Almería de Emery, Melo, Negredo, Bruno y Mané, que igualmente sesteó cuando el siguiente objetivo estaba cerca. En mi retina queda aquel balón dividido en la segunda mitad, entre Crusat y Sergio, que presumiblemente hubiera significado el empate o la expulsión del central de Osasuna. Por más que rebobino la jugada en mi mente, no consigue llegar antes el rápido extremo catalán para hacernos soñar con Europa.

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