| onda cofrade |

Viki Ortiz

Día de luto, silencio y oficios

Pese al cansancio que ya se refleja en los rostros, nadie quiere perderse ni un solo instante de este último día. · Por delante quedarán largas horas en las que reflexionar y muchísimos recuerdos para guardar

El final de nuestra Semana Santa empieza a sentirse entre los cofrades. El cansancio se refleja en los rostros de quienes acusan la falta de sueño y descanso. Sin embargo, nadie quiere perderse ni un instante de este último día. Parece como si cada minuto valiese oro, como si quisiéramos detener algo que se nos escapa, como abrazamos con fuerza a alguien que se nos marcha nos agarramos a este último día que nos resistimos a terminar, entre saetas, cuando la Soledad se despide por los arcos de Santiago.

Entre cantos y estaciones las horas van ganando la batalla a una madrugá de rezos y plegarias a un Señor crucificado, devoto de tantas promesas y dueño de tantas pasiones. Los minutos van corriendo y al alba entrando en sus calles, alrededor de este Señor moreno, prestando el hombro a sus pies cuando la fría mañana levanta y hasta los pájaros con su cantar parecen querer alegrar, Señor tu caminar.

Día de Viernes Santo, silencio en nuestras calles. Oficios en los templos donde el altar gana el protagonismo para que no olvidemos el verdadero sentido de la Pasión.

Y de nuevo una hora especial, siete de la tarde y entre nervios e inquietud queremos vivirlo todo, sin perder detalle del Viernes Santo. Hora de San Agustín, nazarenos franciscanos, en silencio, transmiten su dolor, su respeto, su esperanza. Es Viernes Santo, entre golpes secos de llamador, sonidos de un muñidor que no quiere interrumpir instantes de reflexión.

El Señor portado en su féretro, es paseado con mimo. Y escoltado por cuatro ángeles, que custodian su sueño profundo, parecen querer amortiguar el dolor de su pasión cuando tras él su Madre dolorosa, la que es Madre de todos nosotros, llora sin consuelo, sufre sin descanso, arropada por el amor de unos hijos que como si de ángeles se tratasen quieren pasear a su madre sin que sus pies toquen asfalto.

Dulce, delicada, meciéndola con delicadeza, que Ella sufre por todos y desde su palio portentoso conoce cuánto deseamos, sufrimos o pedimos, y esta noche de Viernes Santo se hace Reina y Señora junto a nosotros, para que tú costalero, la pasees con elegancia y acerques su trato bondadoso a su hijo nazareno.

La veteranía esta noche está en Santiago, la que es decana y maestra, la que es pequeña y bonita, la que es concesionaria de tantas peticiones, de tantas dificultades reflejadas en cantos y saetas que nos sirven de broche cofrade en un final que se resiste a ser tal y nos anima a pensar en aquello que mejorar.

Y sentados en la Puerta de Purchena, haciendo balance de lo que haya sido esta Semana de Pasión, largas horas en las que reflexionar y miles de recuerdos que guardar de otra Semana Santa más que sin darnos cuenta se habrá marchado y entonces será el momento de pensar que la del 2011 está por preparar.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios