CRISTIANO Ronaldo es un engreído. Parece mentira que el portugués, tan buen jugador como anárquico sobre el campo, dedicara de esa manera su tanto a la afición almeriense, cuando en realidad nadie le increpó con anterioridad. El Almería utilizó sus armas confiando en que Uche tuviera uno de esos días mágicos y se reivindicara con el objetivo de acudir al Mundial con su selección. Hasta ahora, al nigeriano se le ha dado muy bien el Real Madrid, sin embargo el delantero dio anoche un recital de los suyos, en sentido negativo claro. Después de cometer un gran error en la primera mitad, de los que no se le puede conceder a un grande, anduvo todo el encuentro situado en posición antirreglamentaria, con la rémora que ello supone para un equipo al que se le iban a presentar escasas oportunidades de gol. Una pena, porque cada vez que los rojiblancos llegaban a las inmediaciones de Casillas se mascaba el peligro. El control del esférico fue para los de Pellegrini que, de nuevo a su estilo, se llevaron un partido más, que de poco les va a servir. Lillo planteó un valiente esquema similar al que presentó frente al Mallorca, y lo cierto es que la ausencia de Acasiete se notó para bien, a pesar de que no fue cubierta por otro defensa. Quizás, lo único que se le puede achacar al técnico almeriense fue la entrada de Juanma Ortiz en el centro del campo, que no sólo no aportó, sino empeoró lo que hasta ese momento había realizado Vargas. De hecho, la aportación de Corona fue decisiva porque con él se jugaron los mejores minutos de la segunda mitad. De todas formas, hay que estar orgullosos de nuestro conjunto, ya que el Real Madrid comprobó el porqué es tan difícil puntuar en el Mediterráneo.