Graderío

Ramón Gómez-Vivancos García

Dedicado a los derrotistas

ANOCHE hubo de todo, buen juego, emoción, desesperación y épica final, pero hay algo innegable: un mundo sin Uche es un mundo infinitamente más aburrido y mediocre. Si se marchara, el vacío que puede dejar este hombre en nuestras vidas puede ser inmenso. Y es que no pasa una sola semana sin que sea uno de los protagonistas principales. Es como si en algunas de sus acciones estuviera influenciado por el diablo y en otras por Dios. Amado, odiado, vilipendiado, vamos, todo un espectáculo. Por eso, ¡no debemos permitir que nos lo arrebaten! Ayer contribuyó decisivamente a la victoria en forma de salvación, acompañado por un espectacular Crusat que tampoco debemos dejar escapar, si bien por motivos más serios. El extremo catalán es un lujo para el Almería. No es que sea una estrella mundial, pero lo que aporta a un conjunto como el nuestro es oro molido. Por eso, pese a su habitual amarilla, no entendí su salida del terreno de juego justo cuando podía decapitar al rival. Sí, Goitom protege bien el balón, pero con diez jugadores por equipo y más espacios, se mascaba uno de sus supersónicos contraataques. Por fortuna, Piatti provocó la explosión final. Ahora, los agoreros que pronosticaron durante estos días las derrotas que hundirían a los nuestros en segunda, habrán comprobado que el Villarreal no se comía a nadie, a pesar de que se jugaba la competición europea, y de poseer una gran plantilla diseñada a golpe de talonario por un millonario, en un, eso sí, adinerado pueblo de Castellón. Lo digo, porque en nuestra querida tierra tendemos a engrandecer a los rivales y a infravalorar a los nuestros. Una vez más el equipo respondió, como sabe, a todos los derrotistas.

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