Graderío

Ramón Gómez-Vivancos García

Pese a la tele, se vio claro

QUÉ lejos quedan aquellas ligas que se decidieron en Tenerife y presenciamos por televisión, pero qué cerca estamos de los años en los que las retransmisiones en directo daban sus primeros pasos. Sin alteraciones meteorológicas que lo justificaran, los almerienses no pudimos ver buena parte del partido que significó la permanencia matemática de los nuestros. Esgrimirán varios motivos, pero en los tiempos que corren poca justificación tiene lo acontecido. Además, en ningún momento se mostró un marcador simultáneo de la emocionante jornada. De pena. No obstante, pudimos constatar un hecho irrefutable: el Almería es muy superior al Tenerife y a varios de los conjuntos que todavía luchan por salvarse. De hecho, si los rojiblancos hubiesen necesitado ganar, lo hubieran logrado. Esto confirma lo que ya indiqué en mi anterior artículo en torno al pesimismo y a la poca confianza de algunos. Y es que por tercer año consecutivo nos salvamos sin estar una sola jornada en posiciones de descenso. Eso no es simple casualidad. Bien es cierto que durante esta travesía hemos contado con un gran portero como Alves, que anoche volvió a refrendar que merece estar en un grande. También nuestra entidad se ha ganado a pulso percibir una buena cantidad de euros al apostar por él. Asimismo, la endiablada rapidez de nuestros delanteros ha sido decisiva para el éxito, y ayer volvió a ser la pesadilla de la defensa contraria.

Ahora, debemos pensar en la fiesta de la permanencia del próximo fin de semana. Ojalá que podamos vencer al Sevilla obviando la absurda unión de conjuntos andaluces, pero me temo que por desgracia será una noche de homenajes y derrota.

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