Graderío

Ramón Gómez-Vivancos García

La cara oculta de Soriano

EL nuevo jugador de Osasuna me ha tocado la fibra sensible. En unas recientes declaraciones realizadas a noticiasdenavarra.com desvelaba que "tenía ganas de volver a sentir frío" y de "estar en un club donde se vive el fútbol más que en Almería". Con este desprecio a la afición almeriense, el centrocampista ratifica lo que ya muchos sabíamos: Soriano tiene una desagradable cara oculta, que ya es hora de que descubramos por completo. Para empezar, el que ha sido mandamás del vestuario durante tantos años (algunos respiran tras su marcha), expresó a lo largo de esta semana su disgusto por la tardanza del club en negociar su renovación. Creo que el Almería no se merecía tanta queja y crítica por la manera, según él, de desligarse del club, cuando semanas atrás Soriano apoyó al presidente en el momento que éste aplazó las renovaciones hasta que no se sellara la permanencia matemática. Al final, parece ser que su representante se precipitó al llegar a un acuerdo con Osasuna. Yo sinceramente pienso que si un jugador pretende por encima de todo quedarse, apura hasta el último suspiro. No viene mal recordar su anterior renovación con el Almería, en Segunda, pese a sufrir una gravísima lesión de la que, por fortuna, salió bien parado. Soriano ha completado una gran campaña, eso es innegable, si bien ha sido excesivamente valorado e idolatrado. Y es que estamos acostumbrados a ensalzar a los jugadores por realizar su trabajo, por el que cobran, muy bien por cierto. A partir de ahora no le deseo nada malo al ex rojiblanco, aunque tampoco le deseo suerte al igual que a Cisma o a cualquier técnico o futbolista que luche por los mismos objetivos que nuestro club.

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