Graderío

Ramón Gómez-Vivancos García

Gracias, Alfonso

UNA mañana más me despierto y compruebo que no es un sueño. El equipo de nuestra ciudad, el que casi siempre ha deambulado por la Segunda B y la Tercera División, va a competir por cuarta temporada consecutiva en primera. Además, se está moldeando un interesante proyecto de cantera que comienza a dar sus frutos: los juveniles han hecho historia y ya se codean con los mejores, mientras que el Almería B inicia hoy un periplo de 180 minutos que le puede llevar a Segunda B, donde también militan los filiales del Barça y del Madrid. Quién nos lo iba a decir cuando, hace ahora 8 años, la recién bautizada UD de Casuco luchaba por abandonar la misma categoría por la que ahora suspira nuestro filial, sin olvidar la primera piedra que puso aquel CF de Blanes, plagado de almerienses, que abandonó justo a tiempo la tercera. Sin embargo, es muy posible que todo ese germen forjado mediante la unión, que no fusión, del fútbol almeriense, gracias entre otros a Manolo García, se hubiera extinguido de no emerger la figura de Alfonso García Gabarrón, un presidente para la historia que nos está permitiendo soñar despiertos. Con todas sus virtudes y algunos defectos, amén de lograr la categoría que antaño no supo conservar la AD, Alfonso ha conseguido dos objetivos históricamente inalcanzables para nuestros antiguos clubes: la estabilidad económica y la buena imagen obtenida a base de trabajo y seriedad. Como todo es mejorable en la vida, posiblemente el presidente, salvo alguna excepción, no esté muy bien arropado, aunque ello no nos impide atisbar un futuro brillante y duradero, máxime en estos tiempos de crisis en los que vamos a contemplar cómo desaparece más de un club.

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