Graderío

Ramón Gómez- / Vivancos García

El Almería se disfrazó de Osasuna

HAY que estar alegres porque al fin se ha puntuado en el Reyno de Navarra, por comenzar en Primera, un año más, sumando en la jornada inaugural y por el buen trabajo defensivo que posibilitó a Diego Alves tener una tarde apacible a pesar del dominio territorial de Osasuna. Por el contrario la propuesta futbolística de Lillo no se pudo llevar a cabo, y eso lo acusó un conjunto diseñado para ganar, empatar o perder de otra manera. El técnico almeriense intentó realizar un experimento similar al de la pasada campaña en su debut frente al Xerez, situando a Corona de falso ariete con el objetivo de provocar situaciones de ataque diferentes. La prueba funcionó el mismo tiempo que dura una aspirina efervescente en un vaso de agua. A partir de ahí, el Almería estuvo a merced de un equipo justito, que comanda en el centro del campo Soriano y que tan sólo crea peligro por la habilidad de Camuñas y el oportunismo de Pandiani. Si a esto unimos el coladero que supuso la ubicación de M,bami, precisamente por la zona de Camuñas, nos topamos con un querer y no poder. Las entradas de Michel y Ulloa, que de inicio eché de menos, oxigenaron a un equipo agobiado por un don nadie, aunque se realizaron demasiado tarde. Corona, que al comienzo pudo cambiar el destino del partido, estuvo excesivo tiempo perdido y desubicado. Posiblemente se escaparon dos puntos en los despachos, si Valeri, fichado hace más de un mes, hubiese podido jugar. Según Alfonso García, alguien de la Federación Portuguesa no quiso accionar el intro del ordenador para enviar el transfer. Le creo, pero ¡qué cosas más raras le ocurren al Almería fuera del césped!

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