Graderío

Ramón Gómez- / Vivancos García

Lillo desquicia a su equipo

SE puede perder un partido por múltiples razones, pero no se llega a entender la causa por la que nuestro técnico lleva tres encuentros luchando contra la lógica. En Pamplona jugó con tres centrales y sin delantero centro, frente a la Real Sociedad dejó a Acasiete solo ante el peligro y ayer configuró una alineación más equilibrada, pero construyó un muro invisible entre los tres centrocampistas defensivos y los tres delanteros. Las posibilidades de esta plantilla son diversas, si bien no se pueden derribar los pilares fundamentales sobre los que se asienta el ambicioso proyecto de Alfonso García. La ausencia de Valeri la acusó un conjunto que pese a controlar el choque durante buena parte de la primera mitad, mostró una falta de profundidad supina. Tras el gol españolista, dicha carencia se agigantó, pero Lillo tardó nada menos que 25 minutos en realizar un doble cambio cuando menos discutible. Introdujo a Valeri y a Corona, pero retiró a Piatti, jugador imprescindible para la tarea que se avecinaba. Sin embargo M,bami, que lleva un principio de campaña desastroso, permaneció sobre el terreno de juego. Lo peor no fue la derrota, sino la imagen final de un conjunto que, contando la pretemporada, todavía no ha vencido a ningún equipo de primera. Una imagen similar a la del horrible parche de publicidad que todavía llevan las camisetas rojiblancas, pese a que en varios comercios de Almería ya se pueden adquirir como debe ser, con la publicidad insertada y adaptada al diseño de la elástica. En rueda de prensa Lillo afirmó que no hubo nada de nada salvo el gol. O sea, que no vio las grandes intervenciones de Alves ni la gran ocasión de Sergio García para sentenciar. Lillo, despierta.

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