Graderío

Ramón Gómez-Vivancos García

Se le dio oxígeno a un muerto

ME duele tener que admitir esto, pero el presidente ha tenido la culpa de haber llegado hasta la situación humillante, bochornosa, que anoche soportamos. Desde hace varias semanas Alfonso García ha estado suministrando oxígeno a un enfermo terminal, irreversible. Desconozco los motivos que han llevado a nuestro buen mandatario a prolongar la agonía de un equipo que tiene mimbres más que suficientes para mantener la categoría sin grandes apuros. Lo malo es que lo ocurrido en la aciaga noche de ayer, que desgraciadamente vio medio mundo, no sorprendió a nadie, más bien se esperaba. El precedente de la semana pasada frente al Athletic puso de manifiesto la nula disposición táctica, física y anímica de un conjunto roto, sin disciplina, dentro y fuera del campo. Una vez más, y ya van ocho, Lillo ha demostrado por qué ha sido destituido en tantas ocasiones. El tolosarra, un entrenador capaz de tener a tres jugadores calentando toda la segunda parte, nos ha dejado un equipo que no presiona al contrario, que está acomodado y acostumbrado a no concentrarse la noche antes de los partidos, y que posiblemente tenga una paupérrima preparación física. Difícil tarea para el próximo técnico. No creo que ahora Carlos García vuelva a esgrimir la misma cantinela que su ex técnico: que el Almería es un equipo modesto, presionado por su presidente, que debe convivir continuamente en las posiciones de descenso. Eso es una verdad a medias, que es la peor de las mentiras. Todo el mundo sabe que hemos tenido un calendario benévolo, accesible para haber sumado más puntos de los previstos. Lo que debe hacer a partir de ahora Carlos García es hablar menos y jugar mejor.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios