EN primer lugar le deseo toda la suerte del mundo a José Luis Oltra, porque su éxito será el nuestro. Para ello, la tensión que sobrevoló en su presentación debe ser extinguida de raíz, ya que sería absurdo perder, gratuitamente, el privilegio de cantar y contar el histórico periplo por la élite de nuestra UD. Dicho esto, desde estas líneas se ensalzarán sus aciertos y se criticarán sus errores, tal y como se ha hecho con sus predecesores, desde un punto de vista personal y con independencia. Seguro que más de uno ya ha rastreado por Internet en busca de su decálogo futbolístico, donde además se pueden encontrar diversas opiniones de los que han padecido o disfrutado al técnico valenciano. Las mejores referencias nos llegan desde Tenerife, pese a su reciente descenso. Prometedor antecedente. No obstante, las sensaciones que me dejaron los conjuntos que dirigió y visitaron el Mediterráneo fueron agridulces. Practicaron un buen fútbol, si bien carentes de agresividad y flojos en defensa. Casualmente, el Almería de Paco Flores goleó al Levante de Oltra, que acto seguido fue destituido. Un año más tarde, su nuevo equipo, el Ciudad de Murcia, obtuvo una meritoria cuarta plaza, aunque el Almería de Emery lo derrotó con claridad y, en cierta manera, aquel conjunto me recordó al Levante: ordenado, alegre, pero flácido. Por cierto, Goitom logró un gran tanto, el del honor para los murcianos. Y el año pasado, el Tenerife me dio una mejor impresión, volví a ver un equipo vistoso, organizado, incluso aguerrido, pero a la vez vulnerable. En cualquier caso no hay que preocuparse, el pasado sólo nos sirve como referencia. Ojalá Oltra consiga en Almería anular el estigma que, excepto en Tenerife, sobrelleva.