Graderío

Ramón Gómez-Vivancos García

La tensión, un enemigo más

NO creo que olvide en mucho tiempo el gol cantado que desperdició Goitom. Sin duda alguna el tanto hubiese ayudado a mitigar la tensión que se apoderó de nuestro equipo durante la primera media hora, en la cual se detectó con claridad que el Almería todavía no está acostumbrado a vivir en el fango. Y eso que el jugador más desequilibrante del partido, Kalu Uche, jugaba en nuestro conjunto. El nigeriano fabricó dos goles que hubieran valido tres puntos, así de sencillo, aunque uno de los ejecutores, Goitom, volvió a dar la razón a sus detractores, que en realidad son casi el 100% de la afición. No sé si Oltra ha visionado los encuentros de la presente campaña o si le han asesorado adecuadamente, pero el empeño por mantener a Henok en el once inicial nos costó medio partido. A veces uno piensa tonterías, como que en algunas ocasiones una supuesta votación popular puede llegar a ser más certera a la hora de confeccionar el equipo titular. Bueno, digamos que no he escrito lo anterior. En cualquier caso, Oltra debe enmendar cuanto antes el desaguisado que Lillo, el técnico, le ha dejado: una deficiente preparación que supuestamente se manifiesta en un reguero de lesiones, una serie de jugadores como el suplente Marcelo Silva o el discriminado Rigo (pese a su inactividad y al penalti, exhibió sus virtudes), que han demostrado estar por encima de algunos de sus compañeros, y una absurda forma de juego que sólo puede practicar el Barça. Ayer, apenas se vislumbraron algunos cambios positivos, ya que la responsabilidad y la tensión se apoderaron de un conjunto que, mientras se juega la vida, debe realizar una pretemporada en diciembre. Oltra, mucha suerte, la vamos a necesitar.

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